Apreciada y recordada Isabel. Allí donde estés, habrás podido ver el espectáculo que se ha vivido en nuestra provincia con el juicio a las tres personas que te asesinaron, que en un grado u otro fueron responsables de quitarte la vida de forma tan cruel y ruin.
A Isabel Carrasco
Apreciada y recordada Isabel. Allí donde estés, habrás podido ver el espectáculo que se ha vivido en nuestra provincia con el juicio a las tres personas que te asesinaron, que en un grado u otro fueron responsables de quitarte la vida de forma tan cruel y ruin. No ha habido manifestaciones populares en tu apoyo, y si nos descuidamos, ocurre lo contrario, terminamos viendo como se jalea a las asesinas como ha ocurrido en el País Vasco con los criminales de ETA. Ha pasado desapercibido el hecho probado de que te mataron por ser presidenta del PP y de la Diputación, en definitiva por ser política, y sin embargo, a lo que más se le ponía altavoz, es a la infamia de que te gustaban las mujeres. ¡ Menos mal que tenías una pareja estable y bien parecida, que si no, qué bulos no levantarían!. Te quisieron hacer culpable, de muerta, de amañar contratos y puestos de trabajo, y aunque nada probaron, han querido ensuciarte con la sospecha, y más quienes han ejercido puestos similares a los que tuviste tu y saben bien de todos los tejemanejes que hay al lado del poder. Los tuyos, los del PP, han sido los peores, como dando a entender que viven más aliviados al haberles dejado el camino despejado. Me consta que la gente más humilde, la de los pueblos, es la que con más aprecio y cariño te recuerda, y entre ella cuento a muchos alcaldes y concejales, y coincide con esos que nunca te pedían nada, o al menos nada para ellos. En el Partido Popular de Castilla y León no te echan de menos, te lo aseguro, y te cuento, para que te sirva de consuelo, que al amigo Fernando Maíllo lo ha llamado Rajoy para asuntos importantes. Sé que te habrías alegrado del ascenso del de Zamora, como te dolería que tú partido, al que tanto tiempo dedicaste, esté a las puertas de una refundación. Si levantases la cabeza, llorarías de rabia, estoy seguro, y acto seguido, correrías a gorrazos a toda una legión de militantes que ahora ocupan las primeras filas. En León olvidamos pronto, así que siento decirte que ya no quedan “carrasquistas”, o quizás yo sea el último, así que doy por disuelto el movimiento. Descansa en Paz, que lo mereces.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 26 de febrero de 2016.