DESLOCALIZACIÓN DE GRANJAS

Término muy de moda este de la deslocalización, que consiste en que una industria levanta sus trastos de donde lleva años instalada, y se va a otros países llamados emergentes o en vías de desarrollo, donde puede producir lo mismo a más bajo coste.

Deslocalización de granjas

José Antonio Turrado*

Término muy de moda este de la deslocalización, que consiste en que una industria levanta sus trastos de donde lleva años instalada, y se va a otros países llamados emergentes o en vías de desarrollo, donde puede producir lo mismo a más bajo coste. Casi siempre, la decisión empresarial la marca el coste de mano de obra con sus correspondientes cargas sociales, aunque también tienen su peso las materias primas, las cargas fiscales, y hasta la normativa que regula el sector en el que se trabaja.

Algunos ejemplos tenemos ya en Castilla y León de empresas que han levantado el vuelo, con el consiguiente impacto social y económico para la región y en especial para la comarca. Y en una región como la nuestra, donde es noticia por extraordinaria cada vez que se invierte y se pone a funcionar una fábrica, cada vez que se habla de cierres se nos ponen a todos los pelos como escarpias.

Y viene todo esto a cuento porque los fabricantes de piensos compuestos de Castilla y León han sacado estos días un comunicado, ya contestado por ASAJA, en el que inflaban las cifras de la cosecha de cereal para crear una psicosis colectiva entre los agricultores, y ante el apresuramiento de éstos a vender, comprar más barato en campo. El negocio no es otro que, una vez en poder de los almacenistas y fabricantes, manejar los precios a niveles altos encareciendo los piensos al ganadero, y ganado todos menos el sector primario. Estos fabricantes de piensos en su nota hecha pública alertaban de un «riesgo de deslocalización de explotaciones ganaderas» si los piensos no bajaban a costa de pagar a cuatro perras el cereal a los agricultores.

Es curioso esto de la deslocalización de las granjas. Nunca me imaginé que las granjas se pudiesen desmontar y llevarlas para China o para las islas Mauricio, más bien lo que todos hemos visto es el cierre de explotaciones ganaderas cada año por no poder afrontar el futuro, no por culpa del precio de los piensos, sino por culpa de una política agrícola equivocada y quizás también por los efectos de unas malas relaciones con la industria agroalimentaria que compra los productos o vende los medios de producción.

Quienes amenazaron con la deslocalización de las granjas, quiero pensar que no son de la misma escuela que otras granjas deslocalizadas por la vía de la quiebra. Me refiero a la escuela empresarial de la mayor explotación de vacuno de cebo nunca vista ubicada en Vidanes (León), o una de las mayores explotaciones de porcino de la región asentada en Saldaña (Palencia), que iban a salvar las economías de la zona y lo que han hecho es cobrar ayudas, arruinar explotaciones familiares, y probablemente el destino último sea el cierre dejando entre otros damnificados a cientos de obreros en la calle.

Castilla y León tiene un serio problema de deslocalización de granjas pero no porque se marchen a miles de kilómetros, sino porque simple y llanamente se marchan al garete. Pagamos piensos caros no porque sean caras las materias primas, sino quizás porque las industrias son poco eficientes y trasladan al producto final unos excesivos costes de producción. Crisis como la de las vacas locas, generada posiblemente por la imprudencia y temeridad de los fabricantes de piensos, han hecho al sector un irreparable daño. Unos oscilantes precios de mercado de la carne o la leche, que hacen vender a veces por debajo de los costes de producción, tambalean y tumban a las ganaderías familiares menos eficientes o más endeudadas. La legislación actual en aspectos medioambientales, de sanidad y bienestar animal y de gestión de ayudas, contribuyen al desánimo de quien arriesga y trabaja en este sector, y todo sin contar con la falta de salida legal a las miles de ganaderías ubicadas en el casco urbano de nuestros pueblos.

En resumen, la deslocalización de las explotaciones ganaderas es su cierre definitivo, y viene motivado por la política agraria, y quizás a veces hasta por las circunstancias. Querer enfrentar a agricultores con ganaderos acusando a los primeros de hundir a los segundos, es simple y llanamente una estratagema propia de gente ruin. Y a esos grandes empresarios de la ganadería que amenazan con «tomar las de Villadiego» y deslocalizarse, pues simplemente le decimos que se deslocalicen cuando quieran, que no son tan imprescindibles. De hecho, si pueden y le interesa, lo harán, y lo harán olvidándose de las muchas ayudas y trato de favor que han recibido.

León, 9 de julio de 2004.

*Secretario General de ASAJA Castilla y León.