La Confederación Hidrográfica del Duero, un organismo dependiente del ministerio de Agricultura, la ha tomado con los agricultores de la Valduerna, y si nadie lo impide, acabará con la agricultura en esa vega próxima a La Bañeza. Esa fértil vega se riega con aguas del río Duerna, un río que sufre un fuerte estiaje que únicamente se evitaría con un embalse proyectado en su día y descartado por ahora al no estar en los planes hidrológicos del Estado. El principal recurso que se utiliza no es de aguas superficiales, sino de unos pozos tradicionales, de escasos metros de profundidad, que alcanzan la capa freática y dan caudal para regar una superficie de más o menos una o dos hectáreas, y con mucha paciencia. Con el redimensionamiento actual de las explotaciones, los agricultores riegan la finca en la que está el pozo y en muchos casos otras limítrofes o próximas. Estos pozos, hechos en la segunda mitad del siglo pasa, la mayoría no están legalizados, y los que lo están tienen asignado un volumen de extracción ridículo para lo que es la agricultura actual. Así las cosas, la Confederación ha decidido clausurar este sistema de riego, y ha comenzado por cursar denuncias de 3.500 euros a cada usuario. A golpe de sanciones desproporcionadas la Confederación, es decir, el Gobierno, está disuadiendo a los agricultores de la Valduerna para no regar, para que sus fincas se queden de secano, para que no siembren patatas, ni remolacha, ni trigo, ni maíz, ni alubias, ni nada. El Estado no entiende que se trate de una comarca desfavorecida donde nunca se han hecho las infraestructuras públicas agrarias necesarias, no entiende que le quita el pan a decenas de familias, no entiende que si se ha vivido así tantos año no se pueda seguir haciendo lo mismo, no entiende que no se debe de tratar una zona como esa igual que se tratan los acuíferos sobreexplotados de Castilla. El Gobierno, no entiende nada, no entiende a nadie, responde con multas como un perro de presa, multas que instruye gente sin sensibilidad agraria alguna. Gente destructora.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 16 de marzo de 2018.