UN SITIO EN LAS CAJAS POR MÉRITO PROPIO

ASAJA de Castilla y León decidió a primeros de año participar en los órganos de gobierno de las cajas de ahorro de la región, y particularmente en aquellas que tienen mayor implantación en la Comunidad, como es el caso de Caja España y Caja Duero. El objetivo no era otro que la defensa, desde dentro de ellas, de la agricultura, la ganadería y el medio rural de la región. Pretendíamos que en sus órganos rectores se escuchara una voz distinta a la de los partidos políticos. Nos guió en la decisión nuestro afán por tratar de estar en todos los órganos y estamentos en los que se discuten y deciden cuestiones que nos afectan como colectivo socioeconómico que tiene unas peculiaridades muy marcadas.

La escasa sensibilidad de ciertas fuerzas políticas y sociales nos cerró la puerta a participar en Caja España dentro de una candidatura de teórico consenso en la que al campo no se le daba el protagonismo que nosotros entendíamos le corresponde. Por esa razón afrontamos un proceso electoral a «pecho descubierto» con el único apoyo de una organización sindical de empleados de las cajas, el CSICA. No pudimos imaginarnos en ningún momento que la cita en las urnas se convirtiese en una lucha sin cuartel donde ciertas candidaturas hicieron bueno el «todo vale», y se terminó incluso comprando los votos con billetes de cien euros, ofreciendo un bochornoso espectáculo que puso en riesgo el buen nombre e imagen de seriedad y prestigio de la Caja. Esta guerra sucia de candidaturas y candidatos restó no pocos sufragios a ASAJA. Sin embargo, aún actuando limpio y transparente, obtuvimos un nada despreciable 15 por ciento de apoyos que sorprendió a más de un analista de nuestra región.

En un proceso electoral viciado desde el principio, marcado por el poder económico y político, donde se dio muy poco peso al mundo rural, ASAJA consiguió unos muy dignos resultados, lo que demostró que somos una organización con apoyos, con estructura, unida, luchadora, y con un importante tirón popular. Quienes nos ignoraron desde el principio y vaticinaban un fracaso en nuestro intento de conseguir apoyos por nuestros propios medios, han tenido que reconocer el éxito y llamar a la negociación y el consenso para gobernar la Caja y dar estabilidad a la misma en los próximos años.

Y al margen del furor de un proceso electoral donde de una forma u otra todos perdemos un poco los papeles, ASAJA ha demostrado que es una organización seria, capaz de hacer propuestas y presentar iniciativas, capaz de corresponsabilizarse en tareas de gobierno, y capaz de aportar personas con ilusión por trabajar en pos de los intereses de los castellanos y leoneses desde diferentes ámbitos. Por ello, a la hora de la verdad, con ASAJA es fácil entenderse, salvo por parte de quienes van buscando su exclusivo beneficio personal o de partido.

Después de este proceso, ASAJA tendrá representación en Caja España, Caja Duero y Caja Segovia, en menor o mayor medida. Por primera vez el sector agrario, de una forma organizada y por sus propios medios, está en estas entidades para defender sin complejos y con absoluta firmeza lo que somos y representamos, sin necesidad de que otros lo hagan por nosotros. Este es el gran logro de ASAJA, un logro que sólo ha sido posible por estar fuertemente unidos en toda la región, por tener claros los objetivos, y por creer en un proyecto colectivo sin anteponer personalismos.

El sector agrario cada vez está más menguado de efectivos, cada vez pintamos menos en la vida política del país, y por tanto cada vez tenemos que hacer más esfuerzos para que nuestra voz sea oía y tenida en cuenta. El estar en las cajas de ahorro, en las cajas rurales, en el Consejo Económico y Social, o en los órganos de interlocución con los diferentes gobiernos, forma parte de nuestro papel, y es compatible con la crítica permanente y la denuncia pública de todo aquello que no nos gusta.

Con la presencia en las cajas de ahorro ASAJA ha abierto una nueva puerta a los hombres y mujeres del medio rural, una puerta para llegar a los despachos y reclamar lo que en justicia nos corresponde: un trato justo como colectivo.

Queda por delante un camino de trabajo y responsabilidad. Y queda ante todo agradecer el esfuerzo de cuantos han puesto mucho de su parte para que ocupemos un sitio en las cajas, particularmente los votantes.

Valladolid, 29 de junio de 2006