La Comisión ha propuesto prohibir 3 neonicotinoides, insecticidas muy comunes en cereales, patatas, remolacha y algodón, debido a su potencial impacto negativo en la cabaña de abejas.
“El deber cumplido”
La Comisión ha propuesto prohibir 3 neonicotinoides, insecticidas muy comunes en cereales, patatas, remolacha y algodón, debido a su potencial impacto negativo en la cabaña de abejas. La medida nos recuerda a muchas de las adoptadas sobre ogms, sin proporcionalidad y con nula base científica. La base de esta decisión tiene mucho más peso que la ciencia, se trata del debate “emocional” que empaña muchas decisiones de la Comisión y que tan bien saben canalizar multinacionales de la ecología y sus simpatizantes en el Parlamento Europeo quienes siempre pensaron que los neonicotinoides en lugar de insecticidas eran habitantes de una galaxia desconocida. Todos los técnicos de los ministerios europeos rechazan la medida en la intimidad pero nadie con responsabilidad política se atreve a decir en público lo que todos piensan por temor a la instrumentalización que puedan hacer de ello algunas organizaciones con gran poder mediático. Los apicultores se enfrentan a problemas serios como la varroa y los cambios del clima, a partir de ahora también sabrán que tenían un problema con los neonicotinoides y que no se habían enterado hasta que gentilmente las hordas verdes llamaron a su colmena. Las abejas seguirán muriéndose, los agricultores se quedarán sin alternativas y la Comisión Europea satisfecha por “el deber cumplido”.
*Opinión tomada del boletín semanal de ASAJA-Bruselas del 25 de febrero al 1 de marzo de 2013”