Creo en las bondades de modificar la Ley Electoral para que gobierne la lista más votada, sobre todo respecto a los ayuntamientos, pero comparto la opinión de muchos ciudadanos de que la propuesta, cuando la hace un partido político, es porque electoralmente le interesa.
LA MÁS VOTADA
Creo en las bondades de modificar la Ley Electoral para que gobierne la lista más votada, sobre todo respecto a los ayuntamientos, pero comparto la opinión de muchos ciudadanos de que la propuesta, cuando la hace un partido político, es porque electoralmente le interesa. Sin duda modificar la Ley Electoral, en la línea que se ha propuesto, o al menos insinuado, es bueno para el PP, y de lo que se trata es que sea bueno también para los españoles, y que no perjudique el pluralismo político. Hace ahora dos años el Gobierno de Castilla y León, que es lo mismo que decir el PP, comenzó a trabajar en modificar una ley justo para lo contrario, para evitar que gobernase la lista más votada y fuese necesario el apoyo de la mayoría. Se trataba de introducir modificaciones en la Ley de Cámaras Agrarias de Castilla y León, cuyo texto legal se aprobó en 1995 por las Cortes regionales y donde ya se introducía la novedad de que gobernaría la cámara agraria de cada provincia el cabeza de lista de la candidatura más votada. La iniciativa se fraguó en el despacho de Isaías García Monje, entonces consejero de Agricultura, con la presencia de un grupo muy reducido de personas. Con la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de 2013, aprobada en diciembre de 2012, se suprimió el principio de “lista más votada” que ahora defienden en tropel los miembros del Gobierno de Castilla y León y el Grupo Parlamentario del Partido Popular de Castilla y León.
Normal que los ciudadanos estemos recelosos de sus propuestas y nos pongamos a la defensiva pensando en las consecuencias. Normal que no creamos en su palabra y mucho menos en sus buenas intenciones. Y normal que no nos entusiasme su idea cuando podrían profundizar más en los cambios y una vez más, por salvaguardar los intereses de partido, no lo hacen. Porque en Castilla y León, en los centenares de pequeños ayuntamientos rurales, lo que arreglaría el problema es la presencia de listas abiertas sin trabas burocráticas para presentar candidatura.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 18 de julio de 2014