Dicho de una forma bruta el descuerne o descornado es arrancar los cuernos a un animal, lo que no necesariamente ha de ser a palo limpio, al contrario, por lo general se hace con procedimientos incruentos y si es en edades tempranas hasta con métodos poco invasivos y que no dejan secuelas.
DOLOR DE CUERNOS
Dicho de una forma bruta el descuerne o descornado es arrancar los cuernos a un animal, lo que no necesariamente ha de ser a palo limpio, al contrario, por lo general se hace con procedimientos incruentos y si es en edades tempranas hasta con métodos poco invasivos y que no dejan secuelas. Esto únicamente vale para los animales, y concretando más, para los animales domésticos, pues dios me libre de meterme en otros jardines de cuernos que van por derroteros muy distintos. Tan distintos que, de estos últimos, lo que debe de doler es que te los pongan, no que te los quiten, como le pasa a las vacas y los toros. Centrándome en el tema, porque el espacio de que dispongo es poco, he leído una propuesta de colegas europeos oponiéndose a una normativa que regulará la ganadería ecológica y que prohibirá que las reses acogidas a la misma hayan sido descornadas. Mis colegas argumentan que el descornado es necesario para un buen manejo en muchas explotaciones, que evita lesiones y agresiones entre los rebaños, y que el método utilizado en animales recién nacidos no supone un sufrimiento para el animal, o como mucho, añadiría yo, no más del dolor de hacer el agujero para los pendientes que no cuestionamos en la especie humana.
Bruselas se empeña en legislar sobre todo llegando en muchas ocasiones al ridículo y al absurdo, algo que es más preocupante cuando afecta a las vidas de las personas, sobre todo a quienes lo sufren desde sus negocios, en este caso los ganaderos. Me da a mí que en este caso, una vez más, el legislador es una persona con prejuicios, un tanto atormentada por la cuestión de los cuernos. Es verdad que los animales que nacen con cuernos será por algo, pero el mismo razonamiento vale para el vello en el cuerpo y media humanidad trata de eliminarlo. Y siempre habrá casos y casos, pues si una frisona está más estilizada sin cuernos, no es menos cierto que si se los quitas a una morucha la dejas hecha un adefesio. Lo decía en sus clases el profesor J.M. Gonzalo Cordero: quién le quite los cuernos a una vaca de dehesa, se los tendrían que poner a él.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 1 de agosto de 2014.