DE FAROL

El diputado Matías Llorente ha ido de farol y le ha funcionado. Ha ido de farol porque ha hecho ver a la UPL que tiene una capacidad de arrastre de votos que no es tal, y la formación leonesita, presa de la avaricia, ha accedido a sus pretensiones.

DE FAROL 

El diputado Matías Llorente ha ido de farol y le ha funcionado. Ha ido de farol porque ha hecho ver a la UPL que tiene una capacidad de arrastre de votos que no es tal, y la formación leonesita, presa de la avaricia, ha accedido a sus pretensiones. El verdadero peso político de Llorente y su formación agraria, UGAL, en proceso de fusión con COAG, lo conoce bien el PSOE, que estoy seguro tiene contado hasta el último voto que antes le reportaba y que presuntamente ahora van a perder. Y digo presuntamente porque yo no me creo que los del campo, al igual que ocurre con otros sectores, cambiemos de la noche a la mañana de ideología, y dejando a un lado nuestro partido político de toda la vida, votemos a otra formación muy distinta porque alguien nos lo recomiende, o lo que es peor, nos lo mande. Pienso más bien que los socios de UGAL seguirán votando al PSOE -y no tengo duda alguna respecto a las listas autonómicas-, como siempre lo han hecho, y que serán pocos los que sigan las consignas sindicales. Por eso, la UPL le va a regalar un diputado provincial a UGAL, el único que tiene, y no va a ganar un procurador más en las Cortes para hacer grupo con el bañezano Alejandro Valderas. 

La implantación real de UGAL, incluidos ciertos pueblos del sur de León donde desde los medios de comunicación se le atribuye el peso político, ha quedado reflejada en los cuatro procesos celebrados desde 1997 para determinar la representatividad agraria.  En ninguno de ellos, restando lo también poco aportado por sus socios de la COAG, el sindicato que dirige Matías Llorente ha llegado a conseguir tres de cada diez votos emitidos por los agricultores y ganaderos de la provincia. Si un sindicalista agrario no consigue ganar ningún proceso electoral en el que votan los agricultores, es difícil pensar que sea una máquina de arrastrar votos entre los habitantes del medio rural que se encuentran jubilados o se dedican a otras profesiones. Y toda esta lectura sin contar con el rechazo de cierta militancia de UPL que conoce la realidad mejor que los dirigentes de la capital. 

Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 19 de septiembre de 2014.