Sin necesidad de modificar el Estatuto de Autonomía, las Cortes de Castilla y León han adquirido una nueva dimensión como consecuencia de la pérdida de la mayoría absoluta por el partido gobernante que la venía ostentando durante décadas, y la presencia de nuevos grupos políticos de fuerzas emergentes que nunca antes habían concurrido a estos comicios.
El nuevo Parlamento
Sin necesidad de modificar el Estatuto de Autonomía, las Cortes de Castilla y León han adquirido una nueva dimensión como consecuencia de la pérdida de la mayoría absoluta por el partido gobernante que la venía ostentando durante décadas, y la presencia de nuevos grupos políticos de fuerzas emergentes que nunca antes habían concurrido a estos comicios. Esto se ha visto en el Pleno que ha abierto el curso político, en el que se ha interpelado al gobierno, se han aprobado mociones, y se ha aprobado el techo de gasto para confeccionar los Presupuesto Generales para 2016. Falta hacía de un revulsivo que diera vida al poder legislativo, que diera sentido al órgano en el que en teoría, pero solamente en teoría, está depositada la voluntad del pueblo soberano. Creo que ahora, el parlamentario que quiera trabajar, y si su partido político le deja, tendrá materia para hacerlo. Los procuradores en las Cortes podrán ejercer su labor de control al gobierno, podrán hacer propuestas en las comisiones o en el pleno, y podrán llevar al hemiciclo los problemas de los ciudadanos a los que tantas veces no se da respuesta desde la estructura burocrática de nuestras administraciones. Estoy seguro también que la nueva presidenta del Parlamento, Silvia Clemente, va a propiciar, está propiciando, una mayor y mejor actividad, y con la proyección pública y mediática que la labor se merece. Dignificar la labor del parlamentario debería de ser tan importante como el debate sobre su remuneración, que por cierto, en Castilla y León tiene ciertas aristas.
Para esta nueva etapa no debería de valer cualquiera, como ocurría cuando bastaba con levantar el dedo. Para que los debates sean lucidos y sirvan para algo, tienen que protagonizarlos políticos de talla con buenos conocimientos sobre la materia de la que traten. No estoy tan seguro de que esto último vaya a ser la tónica general, y más bien pienso que todo el mundo valdrá para hablar de todo y que se seguirán presentando iniciativas para cubrir estadísticas más que para resolver de verdad los problemas de los ciudadanos. Que se luzcan los mejores y que se vea poco a los mediocres, eso deseo.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 25 de septiembre de 2015.