Vaya por delante que me alegraría mucho que estos proyectos colectivos de generación de calor quemando biomasa fueran viables, y por lo tanto sostenibles en el tiempo más allá de modas y de subvenciones públicas
NO A TODO
Vaya por delante que me alegraría mucho que estos proyectos colectivos de generación de calor quemando biomasa fueran viables, y por lo tanto sostenibles en el tiempo más allá de modas y de subvenciones públicas. Si es viable, habrá demanda de masa forestal, lo que implicará la limpieza de los montes, generación de recursos para los propietarios, y actividad económica en todo el proceso de transformación hasta el formato en el que llega a la caldera de combustión. Pero si este es un proyecto serio, y me refiero al que impulsa el Ayuntamiento de la capital con la colaboración de la consejería de Fomento y Medio Ambiente, su ubicación no puede estar sujeta a decisiones del pueblo soberano donde prevalece el corazón y no la razón. No puede ser que el lugar de emplazamiento, que tienen que estar muy relacionado con la cercanía de los centros de consumo, se decida en asamblea ciudadana, y que se quiera sacar fuera de la ciudad para dejar a todos contentos. Esto parece de broma, queremos ahorrar en energía calórica, y gastamos cantidades ingentes en sacar ese macro quemador de la ciudad, a la vez que perdemos gran parte de las calorías por esa amplia red de tuberías que lo ha de distribuir hasta los centros de consumo. No tengo una opinión formada sobre el proyecto y dudo de su viabilidad económica, pero no me extraña que el vecindario se oponga a él, pues en este país, y si se quiere en esta provincia, por sistema nos oponemos a todo. Todo mete ruido, todo es contaminante, y todo nos estorba. Da igual que se trate de energías renovables o que se trate de quemar combustibles fósiles, sencillamente nos oponemos a lo desconocido y no queremos delante de nuestras casas nada que no sea un parque, o como mucho, un centro comercial. Si lo que se ha instalado entre la clase política es el buenismo de no hacer nada que reste votos, y seguir la corriente aunque eso nos lleve al precipicio, que no se extrañen de que los colectivos ciudadanos se instalen en el no a todo. Incluso aunque quién lo proponga sea el “bueno” de Silván.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado Fernández publicado en la Nueva Crónica del viernes 2 de diciembre de 2016.