Consejo Agrario

Ayer se celebró en la Delegación de la Junta de Castilla y León la primera reunión del Consejo Agrario Provincial, un órgano consultivo creado por la Ley Agraria de Castilla y León. El sector agrario fue capaz de convencer al Gobierno regional de la anterior legislatura, para abrir cauces de interlocución con las organizaciones profesionales agrarias provinciales, lo que se plasmó en el texto de un proyecto de ley que después refrendaron las Cortes de Castilla y León casi por unanimidad. Lo que no se entiende es que en tantos años de democracia no se haya dotado al sistema de una figura similar, y que por lo tanto todas las reivindicaciones se hayan hecho en Valladolid, donde la sensibilidad hacia los problemas de León es más que dudosa. Es verdad que los Delegados de la Junta y Jefes de Servicio de Agricultura que ha habido desde la creación de la autonomía, han sido personas cercanas –unas más que otras- que nunca se han negado a recibir a los representantes del sector agrario. El Consejo Agrario Provincial nace con fuerza porque está creado por ley y consecuencia de ello tendrá permanencia más allá de la etapa del gobierno o del consejero del ramo. Los funcionarios designados para el cargo están obligados a tener una visión global del sector, a defender los intereses del campo leonés, y a proponer medidas que redunden en una mayor competitividad de las explotaciones. En el campo de las organizaciones agrarias, la presencia en el Consejo Agrario obliga a marcar de cerca la labor política y administrativa de la Junta en la materia que nos ocupa, a hacer una crítica constructiva, a consensuar propuestas, a asumir responsabilidades, y a defender la especificidad, que la tiene y mucha, del campo leonés. Vistos los acontecimientos, estoy seguro que el trabajo de los consejos agrarios provinciales, en cada una de las nueve provincias, va a ser una de las cuestiones más relevantes en materia de política agraria de esta legislatura. Si funcionarios y agricultores nos ponemos de acuerdo aquí, es más fácil que los políticos nos hagan caso en Valladolid.