Si algo hemos aprendido en este proceso de primarias para elegir al presidente del Partido Popular de Castilla y León, es que en este partido, al menos en la provincia leonesa, la inmensa mayoría de sus militantes no pagan la cuota.
¿Morosidad o desgobierno?
Si algo hemos aprendido en este proceso de primarias para elegir al presidente del Partido Popular de Castilla y León, es que en este partido, al menos en la provincia leonesa, la inmensa mayoría de sus militantes no pagan la cuota. Todo parece indicar que la morosidad siempre ha sido alta, vamos, que llevan contabilizando las altas desde la fundación del partido, y solo han dado de baja a los fallecidos y a los pocos que expresamente lo han pedido o han sido objeto de expediente de expulsión. Claro que esta morosidad de once de cada doce afiliados, no se producía en los tiempos de la asesinada Isabel Carrasco, más rigurosa en la gestión de lo que al parecer lo ha sido el núcleo duro que tomó las riendas. Esta situación tan escandalosa de desatender el pago de las cuotas es señal inequívoca de desgobierno, de desidia, de dejadez, de pasotismo, y lo grave es que los mismos que son responsables del partido, lo son también de las instituciones más importantes de nuestra provincia. Si alguien demuestra que es un desastre gobernando su propia casa, qué se puede pensar cuando gobierna instituciones en las que se maneja mucho dinero, muchísimo dinero, de ese que parece no tener dueño. Un partido político, al que se pertenece de forma voluntaria, y que es pieza clave de nuestro sistema democrático, tiene que gobernarse de forma ejemplar, y la ejemplaridad pasa también por tener unas cuentas claras y públicas, y porque la principal fuente de financiación provenga de las cuotas de los militantes. Porque, cuando no pagan los militantes, lo pagan las administraciones con los impuestos de todos los ciudadanos, lo que no es justo, y lo que es peor, lo pagan los constructores, y si estos ahora están en horas bajas, cogerán el relevo las empresas que prestan bienes y servicios a esas instituciones donde mandan los del partido. Si la vieja política quiere pegar un cambio para afrontar el rechazo ciudadano, tiene que empezar por darlo en el propio partido, y ahí tienen una buena ocasión ambos candidatos del PP para lanzar sus propuestas.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 17 de marzo de 2017