Hace casi tres años dediqué esta columna de opinión a la empresa Mondeléz con motivo de que dejaba las rutas de recogida de leche a los ganaderos para comprarle a los operadores lácteos, es decir, a esos intermediarios que te ponen un camión de leche el día y a la hora que le digas, ahorrándote la gestión y el conflicto con el sector primario. No era esa una buena noticia, pero los tiempos cambian. Dije que siempre había sido una empresa modélica con el sector ganadero y que era una de las compañía que obraron el milagro de promover en León un sector lácteo que llegó a tener a mediados de los ochenta hasta quince mil explotaciones, impulsando, y de qué manera, el desarrollo económico y social de la provincia. Mis padres, como otros muchos ganaderos de la provincia, visitaron como invitados la fábrica recién construida y fueron muchos años proveedores de leche como pequeños ganaderos de entonces. Ahora que la compañía ha celebrado los cincuenta años de la fabricación del queso Philadelphia, y lo ha hecho en su factoría de Hospital de Órbigo, la elogio por ser seguramente la compañía que mejor remunera a sus empleados de cuantas tenemos en la provincia, y lo hace desde el sector agroalimentario, que no es precisamente de los que más márgenes tienen en el proceso fabril. Mí afirmación no llega de alguien que estudie con rigor los convenios colectivos o de empresa, viene de alguien que por curiosidad se fija en los convenios que se publican en el boletín, y puedo asegurar que el de Mondeléz no tiene comparación con otros ni en aspectos económicos ni en los sociales. Desde un punto de vista objetivo, es seguramente la mejor empresa, de un determinado tamaño, para trabajar en la provincia de León, independientemente de la categoría del puesto de trabajo. Reitero que es un orgullo que este mérito llegue de una empresa agroalimentaria, que se agradece que una compañía global no se haya deslocalizado, y que demuestre que se puede producir para todo el mundo desde el medio rural de una provincia de interior como es la nuestra.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes12 de abril de 2024.