El ministerio de Agricultura lo ha anunciado como propaganda política, pero no por eso deja de ser una buena noticia. Por fin han concluido las obras de modernización de los regadíos del Páramo Bajo, una zona regable que abarca nada más y nada menos que 24.200 hectáreas. Descartado en los años noventa del pasado siglo, por el gobierno socialista de la época, construir el pantano del río Omaña, la alternativa de ese mismo gobierno fue un canal que, mediante una elevación en el río Esla a la altura de Villalobar, llevase el agua del pantano de Riaño hasta estas tierras paramesas. No fue la mejor decisión para los intereses de la provincia, pero quizás sí, y sobre todo la más rápida, para los intereses del Páramo Bajo. A partir de la entrada en funcionamiento del canal en el año 1997, comenzó un riego en precario que ya puso en cultivo la mayoría de la superficie que no se regaba históricamente con aguas sobrantes del embalse de Barrios de Luna. No faltaron batallas para definir una financiación asumible en la amortización del canal y en el coste de la elevación del agua, y esta zona casi fue el banco de pruebas para un sistema de modernización del regadío en el que interviene la empresa pública SEIASA, la Junta de Castilla y León, y la Comunidad de Regantes. Las reticencias iniciales se superaron al comprobar que en las zonas modernizadas, de la mano de una reconcentración parcelaria, se aumenta la productividad, la rentabilidad, y se revalorizan los terrenos tanto a la hora de arrendarlos como de venderlos. Llegado felizmente hasta aquí, queda agradecer a las administraciones su compromiso con esta zona, agradecer a determinados líderes locales el haber creado un clima favorable para tomar acuerdos, agradecer a la Comunidad de Regantes haber sabido coger el rumbo acertado, agradecer el apoyo de la mayoría de las organizaciones agrarias, y agradecer a las entidades financieras que, sin demasiadas garantías reales, hayan prestado dinero para devolver en un plazo de veinticinco años. Con todo, hoy el Páramo Bajo está entre las zonas más pujantes de la provincia.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 1 de julio de 2022