Primer subsector perjudicado por los cambios del consumo de los españoles por el COVID-19, al estar vinculado a la restauración y a las celebraciones

ASAJA ha pedido a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Rural que interceda a favor de los subsectores y producciones agroganaderas que, a medida que se prolongue el estado de alarma decretado por el COVID-19, pueden tener problemas para encontrar mercados. Ya en estos días, los primeros damnificados son dos productos muy ligados a la restauración, como son el lechazo y el cochinillo.

En lo que respecta al sector ganadero de ovino de carne, ya se está detectando un hundimiento de la demanda de lechazos por parte de los intermediarios, que no quieren cerrar operaciones al estar paralizado su canal principal de venta, la hostelería, y también por la imposibilidad de que haya celebraciones familiares o de otro tipo, para respetar las medidas de cuarentena.

 

Desde ASAJA, se ha solicitado a la Consejería que se potencie la salida del producto al único canal que ahora está abierto, el de la distribución, ampliando la oferta de lechazos y otros cortes de cordero interesantes para los consumidores. “Es justo en esta época cuando está más barato, y además siendo de nuestra tierra ofrece las máxima garantías de sabor y calidad”, subraya ASAJA. También apunta otras posibilidades, como que se amplíe en lo posible el consumo en comedores y otros servicios sociales y sanitarios, cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, etc.

 

El objetivo de estas medidas tiene que ser dar salida a la oferta actual de lechazo, porque por motivos climáticos la paridera de las ovejas se concentra fuertemente en estas semanas. “Para los ganaderos, no vender a su tiempo los lechazos supone un coste inasumible de alimentación, y además cuanto más grandes se pagan peor en el mercado”, señala la OPA.

 

Hay que recordar la importancia económica y también social del sector ganadero de ovino, con explotaciones muy repartidas por todo el territorio, que sobreviven con márgenes muy ajustados y para las que resulta inasumible afrontar las enormes pérdidas que ya se están empezando a producir. El lechazo lleva meses, ya años, a unos precios muy bajos, y es justo por estas fechas, en torno a la Semana Santa, cuando tradicionalmente las cotizaciones suben un poco, algo que este año impide la actual crisis sanitaria y económica.