Por Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA de Castilla y León
El pasado 1 de febrero comenzó el periodo de solicitud de PAC en España, que se extenderá en principio hasta el 30 de abril. En 2015, primer año de la actual programación, en Castilla y León se tramitaron 82.000 solicitudes, un número algo inferior al año anterior, y a la vez superior al que se espera en este 2016, que previsiblemente estará por debajo de los 80.000 perceptores. El dinero global que llega a Castilla y León, unos 923 millones de euros, permanece casi inalterable desde 1992, el primer año que llegó la PAC a estas tierras. Así pues, aunque cada vez quedan menos agricultores para repartir, mantener la misma partida 25 años después significa recibir menos.
En este periodo PAC 2015-2020 se marcan algunos requisitos para acceder a las ayudas y ser considerado agricultor ‘activo’, requisitos mucho menos exigentes de los que pedía el acuerdo firmado en nuestra comunidad autónoma entre Junta y organizaciones agrarias. Así pues, en Castilla y León alrededor del 50% de los perceptores de PAC somos profesionales y cotizantes a la seguridad social, mientras que el resto acredita solo la agricultura como actividad a tiempo parcial; a nivel nacional, apenas un 30 por ciento de los que cobran PAC son cotizantes. Es decir, el grado de profesionalización en nuestra región es mayor.
Desde ASAJA, como viene siendo habitual desde estos años, contamos en la tramitación con el respaldo de un equipo de muy buenos profesionales, algo vital cuando las ayudas PAC significan en torno al 30 por ciento de los ingresos de una explotación. Aunque fue 2015 el primer año de tramitación efectiva de la actual PAC, cada campaña hay cambios importantes a tener en cuenta, puesto que repercuten tanto económicamente como en la manera de llevar nuestra explotación agrícola y ganadera.
A pesar de que desde la UE se empeñan en decirnos que van a quitar la burocracia, la experiencia nos dice que lo único que nos quitan es un poco de dinero, y a cambio nos ponen más papeles para rellenar. La lógica era que después del caos del primer año estuvieran ya allanados los problemas, pero nos encontramos con que muchos agricultores y ganaderos no han cobrado una parte o incluso la totalidad de la ayuda de 2015. Otras cuestiones son que, a día de hoy, no conocemos el valor de los derechos con que solicitamos nuestra PAC, y tampoco se conocen los coeficientes de admisibilidad de zonas de pasto.
Con estas cuestiones, sumadas a las que surgen día a día, y teniendo un gobierno en funciones más fuera que dentro (porque aunque las CCAA tengan las transferencias, la coordinación depende del Ministerio), prevemos un año complicado en la tramitación. Desde ASAJA y su equipo técnico vamos a poner todo el empeño posible para facilitar las cosas a los profesionales del sector, y también confiamos en el buen hacer en materia en gestión PAC de la Consejería de Agricultura, que pese a los problemas mencionados mantiene un nivel muy por encima de la media nacional. Una PAC bien hecha es una PAC que asegura rentabilidad y fortalece la explotación, garantizando su seguridad y futuro.