* Por José Antonio Turrado, secretario de ASAJA de Castilla y León
El precio del gasóleo, el carburante más utilizado en vehículos particulares y en el transporte público, ha caído sensiblemente por debajo de la barrera psicológica de un euro el litro, y eso lo convierte en una muy buena noticia. Sin tirar de estadística oficial pero haciendo uso de la memoria, en las puntas más altas de su cotización en las gasolineras lo llegamos a pagar a un euro con cuarenta céntimos, por lo que la situación actual nos da un alivio a los que usamos el coche asiduamente, y sobre todo permite ser competitivos en el transporte de personas y mercancías y en no pocos procesos industriales.
Cuanto más baje, que todavía lo hará, mejor le irá a la economía de nuestro país y a la economía doméstica, aunque nunca bajará en proporción a la caída del barril del petróleo por la fuerte carga impositiva que le grava el Gobierno y las comunidades autónomas.
El descenso de los precios se ha producido también en los denominados gasóleos especiales, los que se destinan a las calefacciones y los usados por la maquinaria que hace labores agrícolas, y esto es de nuevo una buena noticia para una provincia como la leonesa, con un importante sector agroalimentario por un lado, y un crudo invierno por otro que requiere en muchos casos el uso del gasóleo como carburante para calentar las viviendas.
En estos casos de los gasóleos especiales, que son más baratos por pagar menos impuestos, los precios más altos del mercado estuvieron muy próximos al euro el litro, cuando hoy estamos hablando de los cincuenta y cinco céntimos, menos de cien pesetas, para entendernos mejor.
El diferencial mencionado entre precios más altos y el actual le supone a un agricultor leones, en una explotación de tamaño medio, el ahorro de casi cinco mil euros al año en combustible, y al propietario de una vivienda unifamiliar que utilice el gasóleo en la calefacción, una cifra próxima a los mil euros. Que siga esta racha, porque con los escasos márgenes de los negocios, la crisis de la agricultura, los sueldos raquíticos y las pensiones de miseria, no nos podemos permitir lo contrario.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 18 de diciembre de 2015.