El Observatorio del Mercado de la Leche de la Comisión Europea, con datos de cierre del año 2016, refleja que el mercado se ha recuperado en los últimos meses en la mayoría de los países; sin embargo, en España, esa recuperación ha sido simbólica y nos coloca muy por detrás de nuestros más directos competidores. Así, en el mes de diciembre, el precio pagado al ganadero en Alemania fue de 0,334 céntimos el litro, en Francia 0,319 el litro y en España tan solo 0,303. La situación de precios de España nos coloca por debajo de la media de la Unión Europea, que fue de 0,321 y por debajo de la UE (15), que fue de 0,326.
El empuje de los precios del tercer trimestre del año, generalizado en toda Europa, no se ha producido en nuestro país, a pesar de que debería de haber más demanda por ser netamente importador de este producto. ASAJA culpa a la industria y a la gran distribución de pactar los precios en origen impidiendo la libre competencia, y como consecuencia de ello creando serias dificultades económicas a este subsector primario. Los dos céntimos que marcan la distancia entre la media de la Unión Europea y la media española suponen un diferencial, para una explotación tipo de 50 vacas en lactación, de mil euros al mes.
Por otra parte, el ministerio de Agricultura ha publicado un informe sobre la estructura del sector lácteo el primer año tras la desaparición de las cuotas, del que ASAJA extrae importantes conclusiones. En la campaña de abril de 2015 a marzo de 2016, en Castilla y León se produjeron 869.000 toneladas de leche, creciendo un 4,7%, a la vez que se redujeron un 4,8% los ganaderos, hasta situarse en 1.431. Las ganaderías produjeron una media de 1.663 litros de leche diarios. Estos datos se han conseguido con un 0,3% menos de vacas, lo que indica que cada vez son más productivas, mientras que por el contrario se incrementó un 2,3% el censo de novillas, señal inequívoca de que existe una estrategia de crecimiento futuro.
ASAJA considera que el sector del vacuno de leche de Castilla y León tiene capacidad de competir en un mercado globalizado, incluso fuera de la Unión Europea, pero para ello se necesita de una industria láctea eficiente, con dimensión para estar en el mercado global, y que cuide al sector primario con un precios que remunere la inversión y el esfuerzo, algo que ahora no hace.