La organización profesional agraria valora el esfuerzo del ganadero de porcino, sector sometido a unos requisitos muy estrictos en materia medioambiental.
El presidente de ASAJA-Ávila, Joaquín Antonio Pino, ha querido felicitar a Javier Martín, socio de la organización y ganadero de porcino de cebo en Palacios de Goda, a Ganaher, S.L., y al Consorcio Provincial Zona Norte por sus reconocimientos medioambientales otorgados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. Todo ellos, ha apuntado el dirigente de la OPA, han obtenido la Autorización Ambiental Integrada (AAI) en 2017.
En palabras de Pino, no hay mejor manera que celebrar el Día Mundial de la Educación Ambiental que entregando estas placas de reconocimiento.
Asimismo, ha señalado que “no está de más reconocer el esfuerzo que hacen las empresas y organizaciones agrarias en materia de medio ambiente, ya que las explotaciones porcinas tienen que cumplir unos requisitos muy estrictos en materia medioambiental para ponerlas en marcha (y en su funcionamiento diario) y si no lo hacen no conseguirían la correspondiente licencia.”.
En el caso de Javier Martín, en palabras de Pino, el proyecto necesario para ampliar la explotación, tanto un proyecto técnico como un estudio de impacto ambiental lo ha realizado ASAJA, dado que se encuentran entre los servicios que ofrece la OPA.
Lo que no es de recibo, según la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Ávila, es que se asfixie al sector. «Esta autorización ambiental integrada ha tardado en resolverse alrededor de un año y las cuantías en tasas -sólo para su solicitud- son desorbitadas».
Por todo ello ASAJA-Ávila reclama a la Junta de Castilla y León que el plazo para otorgarlas sea menor y que se dote de herramientas más ágiles y más personal en las secciones de la administración encargadas de otorgar estas autorizaciones para tal fin. “Detrás de muchos casos, hay personas que deciden emprender y dimensionar sus explotaciones de manera que les permitan tener una rentabilidad aceptable .No puede ser que tengan que tengan que esperar tanto tiempo e invertir tanto dinero antes de verlas generar ingresos”.
Pero este no es el único problema al que se enfrenta el sector. La nueva normativa sobre gestión de purines es su nuevo frente abierto. En este sentido ASAJA-Ávila ha calificado como “imposible” poder cumplir a corto plazo la normativa sobre gestión de purines, aprobada por el Ministerio de Agricultura.
“Esta normativa prohíbe, desde el 1 de enero, la aplicación de purín en superficies agrícolas mediante sistemas de plato, abanico y cañones, así como obliga al pronto enterrado de estiércoles sólido. Las consecuencias de esta normativa son tanto para los propietarios de las explotaciones ganaderas como para los agricultores ya que habría que adaptar la maquinaria existente e incluso adquirir maquinaria nueva que requiere tractores de mayor potencia y cambiar también la forma de aplicar los purines a la tierra”.
Desde que tuvo conocimiento de la posibilidad de que se aprobaran estas normas, ASAJA ha recordado que expresaron sus críticas, en primer lugar porque no garantiza el objetivo que pretende, mejorar la gestión de los nitratos, y sí por el contrario implica fuertes gastos e inconvenientes para los ganaderos que gestionan estos residuos y también para los agricultores que los usan como abono orgánico.
ASAJA considera imprescindible que la Junta permita un periodo moratorio de diez años que permita al sector adaptarse al nuevo sistema y amortizar la maquinaria que en este momento tiene, que ha supuesto fuertes inversiones para los agricultores y ganaderos.
En ASAJA, asevera el presidente provincial, “intentamos solucionar el problema ofreciendo opciones razonables desde el conocimiento de la realidad del sector, como por ejemplo, la posibilidad de utilizar aplicadores de purín con sistema de barras, cortina o tubos, que echan el abono a ras de suelo y, además, no requieren una inversión alta por parte del productor o utilizar el plato de manera tradicional invertido de manera que se pueda esparcir el líquido a unos 30 centímetros de la tierra. Ambas cosas harían que la gota no rompiera y, por tanto, las emisiones a la atmósfera fueran menores.
En la actualidad han recalcado en ASAJA, “en el Ministerio se habla de un periodo moratorio de un año y de dar ayudas para el cambio necesario para cumplir la normativa, a todas luces insuficientes, por eso en la organización agraria estamos yendo por el camino de la solución”.