José Antonio Turrado es el secretario general de ASAJA de Castilla y León
Estos días la Junta publicará la orden que ha de regular las ayudas a “planes de reconversión y reestructuración del viñedo en Castilla y León”. Pocas ayudas de la Política Agrícola Común han sido tan generosas como las que en los últimos años ha recibido el sector de la viticultura, y gracias a ellas se han plantado miles y miles de hectáreas de nuevos viñedos con variedades demandadas por el mercado, y con unos criterios agronómicos orientados a conseguir grandes producciones de alta calidad, con bajo coste, y posibilitando al máximo la mecanización del cultivo. Mientras algunos de esos viñedos no están todavía al cien por cien de su capacidad en producción y no han dado todo lo que pueden dar en uva de calidad, otros, aquellos que surgieron de proyectos sin un serio fundamento económico, se encuentran en estado de semi abandono, a la espera de un comprador que se haga cargo del negocio.
En Castilla y León, en su conjunto, los planes de reconversión del viñedo han sido un rotundo éxito. De la mano de ellos se ha incrementado de forma muy considerable la capacidad productiva de todas la denominaciones de origen, pero en particular de las dos más importantes conjuntado el factor cantidad y calidad: la de Ribera del Duero y la de Rueda. Y cuando iniciada la crisis económica toda parecía apuntar al derrumbe empresarial de algunos proyectos puestos en marcha, de macro bodegas y viñas tipo Falcon Crest, llegó el milagro económico de la mano de la exportación y, en los dos últimos años, se ha vendido todo el vino que se produce en nuestro país. Se ha vendido el malo y con mayor motivo se está vendiendo el bueno. Hoy el viñedo es uno de los principales cultivos agrícolas de Castilla y León, con un peso muy importante en la producción final agraria, y gracias a la uva que producimos es posible que tengamos bodegas de renombre que venden en todo el mundo y que publicitan la región de Castilla y León más allá de nuestras fronteras. De su mano, de la mano de la viña y el vino, se está apuntalando también el turismo de interior en Castilla y León.
Cuando en estos días la Junta publique la orden de ayudas a la reestructuración del viñedo, espero que la inmensa mayoría de los peticionaros sea agricultores profesionales que orienten su actividad hacia la viña, que aumenten el tamaño de su explotación, o mejoren la que ya tienen. Aceptando que en agricultura hay y tiene que haber modelos distintos, en ASAJA creemos que la viticultura debe de estar en manos de agricultores profesionales y no de grandes bodegas que trabajan las viñas con asalariados, porque este último modelo es más caro y da peores resultados en materia de calidad. Lo razonable, en Castilla y León, es que hagan vino los que saben hacerlo y venderlo, y que produzcan la uva los que saben de cultivar la tierra y mimar las cepas. Y para que todo esto funcione, hacen falta unos consejos reguladores que dicten y hagan cumplir las normas de calidad, que hagan promoción en los mercados, y hacen falta unos acuerdos interprofesionales que marquen las relaciones contractuales entre el productor y un bodeguero. Todos sabemos que en este negocio, como en otros, cada vez hay menos márgenes y para sobrevivir hay que hacer muy bien las cosas pero, dicho esto, la uva tiene que tener un precio digno.
José Antonio Turrado. Secretario General de ASAJA Castilla y León