Con toda probabilidad la próxima semana las cosechadoras comenzarán a trabajar en Castilla y León, como siempre de sur a norte, hasta completar el mapa de las 9 provincias. El tramo final de la campaña, y en especial la ola de calor soportada a mediados de mayo, ha pasado una grave factura en los campos, y los sondeos realizados por los agricultores son claros al constatar la pérdida de peso específico y por tanto de rendimiento, aunque varía según comarcas y tipo de cereal.
Las previsiones que maneja ASAJA apuntan en Castilla y León una cosecha de unos 5 millones de toneladas, una importante caída respecto a la media de los últimos años, situada en 6,3 millones de toneladas. Estas previsiones situarían a la presente cosecha como una de las peores de los últimos veinte años, solo por encima de las de los años 2005, 2006, 2009 y 2017 (la peor del periodo), y muy cercana a la de 2019.
Este descenso de alrededor del 20 por ciento respecto a la media es parejo al estimado en la cosecha española, que rondaría los 15 millones de toneladas; a esta cifra habría que sumar el maíz que se recolectará en invierno, también menos de lo esperado. Esta importante caída de las reservas nacionales de cereal tiene en primer lugar una consecuencia directa: la necesidad imperiosa de importar 15 millones de cereales a países terceros para cubrir nuestra demanda, en un momento muy complicado y de escasez mundial, a causa de la guerra en Ucrania.
En segundo lugar, las producciones van a ser muy modestas y no compensarán en modo alguno los altísimos costes de producción que los agricultores han tenido que asumir esta sementera, desde el fertilizante, al gasóleo, pasando por fitosanitarios, electricidad, repuestos, etc., todo se ha encarecido brutalmente. Aunque es cierto que el cereal prácticamente cotiza al doble en los mercados que hace un año, “con los rendimientos bajos que vamos a conseguir la subida del precio no va a salvar la rentabilidad de las explotaciones, y el sector va a llegar sin reservas para asumir los costes de la próxima sementera, que esa sí va a ser brutal”, señala Donaciano Dujo, presidente de ASAJA de Castilla y León.
Dujo señala además “la desesperación del sector ganadero, que lleva instalado en crisis de precios permanentes, ante estos precios desatados que repercuten directamente en la alimentación de sus animales. Que nadie se engañe: vivimos una situación desquiciada en la que nadie, ni agricultores ni ganaderos, va a ganar, todos perdemos”.
Por ello, desde ASAJA “urgimos a las administraciones competentes, Junta, Ministerio y UE, a que establezcan mecanismos de apoyo para un sector estratégico que tiene graves problemas de supervivencia y que sin embargo tiene que seguir produciendo”. Además, Dujo reclama “información clara y precisa de las normas en las que se desarrollará la próxima sementera, porque los agricultores necesitamos tomar nuestras decisiones de siembra -que exigirá en muchos casos pedir préstamos extraordinarios para poder ser afrontada- conociendo todos los datos y muy especialmente las condiciones de la PAC”