La matriculación de tractores nuevos cayó el pasado año hasta las 1.050 unidades, una de las cifras más bajas de la historia de la mecanización del campo en la Comunidad de Castilla y León desde que existen registros oficiales.
En los últimos cinco años, en 2014 se matricularon 1.372 unidades, 1.293 en 2015, en 2016 subió a 1.306, cayó a 1.298 en 2017, y en el año 2018 han sido finalmente 1.050 el número de tractores nuevos vendidos (el 19% menos que en 2017).
ASAJA considera que la caída en el número de ventas tiene que ver con la falta de rentabilidad, con carácter general, de las explotaciones, así como con el brusco recorte en los ingresos del sector que se produjo por la escasa cosecha del todavía reciente año 2017. ASAJA ha constatado que la inversión del sector se está priorizando en la compra de tierras y en la modernización de los sistemas de riego, alargando en lo posible la vida útil de la maquinaria, entre ella de los tractores, y las naves agroganaderas.
Otro motivo del freno a la inversión en el campo es la falta de regularidad en la convocatoria de ayudas para la modernización de las explotaciones, así como los requisitos que se exigen y el bajo porcentaje de subvención sobre la inversión realizada, que a duras penas llega al 25 por ciento.
El tractor es la máquina más importante y realmente imprescindible en toda explotación agronadera, por lo tanto, el volumen de compras es un buen indicador de la salud económica del campo. ASAJA tiene la esperanza de que después de un 2018 razonable en términos de producción, si los primeros meses de 2019 se presentan con una climatología favorable, repunten de nuevo las compras de tractores y otra maquinaria agrícola y ganadera.