Tampoco habrá promesas electorales, por José Antonio Turrado*

Pienso que en esta ocasión, en lo que a nosotros toca, no habrá ni promesas electorales, entendiendo por promesas las propuestas bien estudiadas, bien fundamentadas, y con un respaldo económico suficiente y posible de ejecutarse.

 
Todos los ciudadanos, salvo los más acérrimos de los partidos políticos, echamos en cara las promesas electorales que después no se cumplen, que una vez metido el voto en la urna, pasan al olvido. Consideramos, por lo general, que los políticos no son gente de palabra, que prometen en los mítines de campaña, en las entrevistas que les hacen en las televisiones, y una vez que llegan al poder hacen lo que siempre pensaron hacer y no lo que por conveniencia tuvieron que decir al electorado. Pues mira por dónde, yo pienso que en esta ocasión, en lo que a nosotros toca, no habrá ni promesas electorales, entendiendo por promesas las propuestas bien estudiadas, bien fundamentadas, y con un respaldo económico suficiente y posible de ejecutarse.
 
En Castilla y León, no nos engañemos, las propuestas en materia agraria han de venir de la mano del Partido Popular, partido con mayores opciones al menos de ser el más votado y llamado por tanto a formar gobierno. Siendo así, el programa del PP lo hará el equipo que durante dos legislaturas ha estado al frente de la consejería de Agricultura, por lo tanto no hay margen alguno para la sorpresa: continuidad total y absoluta, para lo bueno y para lo malo. Que nadie espere otra promesa que no sea gastar el presupuesto de la nueva PAC -en los proyectos ya conocidos-, seguir potenciando la marca Tierra de Sabor, y dotar de contenido legislativo la Ley Agraria que ocupó toda la legislatura anterior.
 
Podrían prometer que las ayudas a los jóvenes van a ser al menos como eran antes de la reforma de la PAC, pero no lo prometerán porque, al priorizar en ciertos sectores y en el modelo cooperativo, van a ser menos, como van a ser menos las que se concedan para los planes de mejora de las explotaciones. No prometerán quitar los coeficientes de utilización de pastos en los pastos arbolados, pastos arbustivos y eriales a pastos, sencillamente porque la estrategia es hacernos ver que nuestros pastos no sirven para el aprovechamiento del ganado. No prometerán priorizar en el agricultor profesional que cotiza a la Seguridad Social, quizás porque hay más votos en el otro tipo de agricultura que de una forma directa o indirecta están potenciando. No prometerán una ayuda agroambiental para la agricultura de secano, pues ya sabemos que el cereal no es considerado un sector estratégico por los actuales responsables de la política agraria de Castilla y León. No prometerán recuperar la ayuda a las zonas desfavorecidas, pues aplicarán el principio liberal de que sea el mercado el que regule la economía. No prometerán autorizaciones para los pozos de menos de 7.000 hectómetros cúbicos, pues ya nos han dejado claro que tienen otras prioridades para el uso del agua. No prometerán simplificar nuestras relaciones con la administración, porque eso es contrario a la burocracia que tanto les gusta. No nos permitirán quemar rastrojos ni justificando razones agronómicas o fitosanitarias de peso. No prometerán indemnizarnos por los daños de los animales salvajes. No prometerán pagarnos en tiempo y forma las ayudas que nos corresponden, algunas de hace dos o tres años. Ni prometerán regular los precios, ni intervenir en los costes, ni prometerán que las fincas de sobrantes de concentración no las van a vender al que más pague, ni nos prometerán menos tasas e impuestos. Dejarán que todo vaya por su camino natural: menos ayudas, precios más bajos, mayores costes de producción, más normas reguladoras y sancionadoras, más impuestos, y una cierta dosis de desmotivación. Es así, incluso en campaña electoral.
 
* José Antonio Turrado. Secretario general ASAJA Castilla y León