* Por Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA Castilla y León.
Estos días se aprobaba el nuevo Plan Hidrológico para el Duero. Un plan que ha recibido el voto en contra de ASAJA. Entre otros motivos: el plan parte con menos presupuesto que el anterior, y no prevé ningún cambio en la prevención de inundaciones.
Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Claro que algunos, más que dos, tropiezan 2.222. Pienso en lo que ocurre, un año sí, y al siguiente también, con los desbordamientos de los ríos de Castilla y León. Aquí no tenemos torrentes imprevistos, sino un trazado bien determinado del Duero, que recorre de lado a lado nuestra Comunidad Autónoma. El clima, ya lo pone en los libros de geografía, es continental y extremo. O sea, que no hay nada raro en que, tras un largo periodo de meses secos, lleguen unas lluvias intensas; justo como ha ocurrido esta campaña. Tras el verano y el otoño sin ver nubes, en el mes de enero cae agua durante varias jornadas seguidas. Lluvias abundantes, pero no todas de golpe ni tan extremas que pueda calificarse de situación excepcional o de emergencia. Pero llueve, y comienza a subir desmedidamente el nivel de los ríos, se desbordan e inundan tierras, caminos y todo lo que encuentran a su paso, causando daños principalmente al sector agrario, daños que raramente son compensados por las administración, que se escuda en que “es normal e inevitable”.
Lo peor de todo esto es que no es verdad. Estos problemas, al menos en su mayoría, podrían ser evitados, si se atendiera una petición permanente de ASAJA, como es la limpieza y adecuación de los cauces de ríos, arroyos, regueras. Hablamos de medidas continuas, que hay que hacer a lo largo de todo el año, no esperando a que llegue el desbordamiento para llevarse las manos a la cabeza y salir en el periódico anunciando planes excepcionales. Pero claro, el trabajo eficaz y callado no da titulares en los periódicos: salen más fotos cuando se ponen bonitos y se arreglan los paseos de los márgenes de los ríos a su paso por las ciudades. Lo que ocurre unos kilómetros más atrás, en el campo, no se ve tanto.
Estos días se aprobaba el nuevo Plan Hidrológico para el Duero. Un plan que ha recibido el voto en contra de ASAJA. Entre otros motivos, por que estos problemas señalados no tienen pinta de que vayan a arreglarse: más bien al contrario, el plan parte con menos presupuesto que el anterior, y no prevé ningún cambio en la prevención de inundaciones. Ni limpieza de infraestructuras, ni apuesta clara por los regadíos, ni simplificación en la desmedida burocracia que implica cualquier petición a la administración competente. Lo único, una apertura a esas pequeñas captaciones de agua necesarias para proyectos ganaderos y otras iniciativas empresariales en el medio rural, que estaban siendo paralizadas por la falta de flexibilidad e imprevisión de la normativa anterior. En tiempos de escasez presupuestaria, se echa en falta como nunca una Confederación Hidrográfica del Duero más dinámica, más transparente, más adaptada a los nuevos tiempos. Una Confederación que marque prioridades, que mida cada euro que gasta y que esté más pendiente de ser eficiente que de vender eficiencia. Una Confederación que cuente con que a veces hay sequía y otras llueve, y nuestros ríos pueden y deben estar preparados para superar sin problemas ambas situaciones.