La organización profesional agraria critica la nefasta gestión del presidente de la Cámara Agraria, Jesús Muñoz, que ha llevado a la ruina a la institución
La Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Ávila ha lamentado la nefasta gestión realizada por la presidencia de la Cámara Agraria Provincial en los últimos años, que ostenta Jesús Muñoz, de la Unión de Campesinos – UCCL, su falta de rumbo e incapacidad para, tras la desaparición de las subvenciones, dar viabilidad a una institución que durante años ha dado servicio a los agricultores y ganaderos. ASAJA de Ávila plantea otras opciones para evitar el cerrojazo de la Cámara Agraria Provincial como ya están haciendo en provincias como León, con nuevos planteamientos que garantizan el servicio a las Juntas Agropecuarias Locales.
Es evidente la inacción de los dirigentes de la Cámara Agraria ante la falta de ayudas de la Administración, cruzándose de brazos en lugar de buscar fórmulas alternativas para poder mantener a los trabajadores y los servicios al sector.
Por otra parte, ASAJA teme que, como ya ha sucedido en los dos últimos plenos, se plantee vender el patrimonio de los agricultores para hacer frente a pagos pendientes. Resulta más que anecdótico que, en los dos últimos plenos, UCCL lleve la venta de locales en el orden del día y finalmente, cuando observa que su propuesta va a ser rechazada, vote en contra de su propia iniciativa.
Un ejemplo del desgobierno, mala gestión y de la falta de control de la presidencia es el hecho de que la Cámara Agraria prescindió hace meses de tres trabajadores con dedicación exclusiva a la Cámara y prefirió mantener a otro trabajador a jornada completa que además prestaba sus servicios como secretario municipal en cinco Ayuntamientos de la provincia. Teniendo en cuenta que por las necesidades del puesto su trabajo en la Cámara debe realizarse en horario de mañana, no se entiende cómo los ha podido compaginar durante años con el visto bueno de la presidencia de la Cámara, informada de la situación, que además prefirió mantenerlo en su puesto en Madrigal de las Altas Torres. Llegados a este punto lo lógico hubiera sido que este trabajador prestase entonces sus servicios en Ávila, pero continuó en Madrigal. Además, trasladados los hechos en el anterior pleno, celebrado hace un mes, la presidencia de la Cámara no indagó ni quiso aclarar esta situación.
ASAJA de Ávila teme que se vendan locales que pertenecen a todos los agricultores para pagar este finiquito y paliar así la falta de celo de los dirigentes de la Cámara Agraria, dirigentes que serán conocidos como los que llevaron a la ruina y al cierre a la Cámara Agraria Provincial.
ASAJA de Ávila recuerda que la Junta anunció en 2012 su intención de dejar de financiar las Cámaras Agrarias, momento en que los miembros de ASAJA presentaron su dimisión en bloque porque entendieron que, si todas las organizaciones agrarias hacían lo mismo, la Junta de Castilla y León reconsideraría su decisión. El resto de organizaciones dejaron sola a ASAJA. Y ahora, tristemente, a punto de liquidarse la Cámara Agraria en Ávila, el tiempo ha dado la razón a ASAJA.