La localidad abulense de San Juan de la Nava es el último escenario de un ataque de lobos a la cabaña ganadera. En esta ocasión, varios cánidos han matado una ternera de cuatro meses de edad, a la que devoraron los cuartos traseros y arrancaron una oreja, según aparece en el parte realizado por los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León, que han certificado que se trata de un ataque de lobo.
La localidad abulense de San Juan de la Nava es el último escenario de un ataque de lobos a la cabaña ganadera. En esta ocasión, varios cánidos han matado una ternera de cuatro meses de edad, a la que devoraron los cuartos traseros y arrancaron una oreja, según aparece en el parte realizado por los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León, que han certificado que se trata de un ataque de lobo.
Esta ternera pertenece a una explotación de ganado vacuno regentada por un joven ganadero, que se ha incorporado este año al sector. Se trata del primer ataque que ha sufrido, y se registró en la madrugada del domingo. El afectado ha señalado que en las últimas semanas son varios los ganaderos que han avistado lobos por la zona.
Ayer mismo, ASAJA de Ávila volvía a reunirse para hablar de la problemática del lobo con el consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, José Carlos Suárez Quiñones, al que insistieron en la urgencia de autorizar nuevos controles poblacionales en la provincia para frenar el creciente aumento de ataques de lobo al ganado.
En ese encuentro, además, se anunció que el nuevo seguro que permitirá a los ganaderos cobrara una indemnización más justa por los ataques de lobo a sus animales entrará en vigor el próximo 1 de junio.
Por parte de la organización agraria se recomienda a los ganaderos que den parte de estos ataques a los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León de forma inmediata, antes de que transcurran 48 horas, incluyendo fines de semana y festivos. La Junta de Castilla y León aconseja que los animales no se trasladen del lugar donde fueron encontrados y que se tapen con plásticos para evitar la acción de otros depredadores o carroñeros, a la espera de la llegada de los agentes que puedan certificar el ataque de lobo.