Los lobos han vuelto a atacar esta semana a la cabaña ganadera de la provincia. Se ha registrado un nuevo ataque en Villatoro que se ha saldado con la muerte de un ternero, según han certificado los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León. Debido a que el número de ataques de lobo al ganado se está incrementando y son cuantiosas las pérdidas para los ganaderos, la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Ávila insiste en la necesidad de autorizar de forma inmediata un nuevo control poblacional en la provincia.
Los lobos han vuelto a atacar esta semana a la cabaña ganadera de la provincia. Se ha registrado un nuevo ataque en Villatoro que se ha saldado con la muerte de un ternero, según han certificado los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León. Debido a que el número de ataques de lobo al ganado se está incrementando y son cuantiosas las pérdidas para los ganaderos, la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Ávila insiste en la necesidad de autorizar de forma inmediata un nuevo control poblacional en la provincia.
El ataque se produjo en la noche del miércoles, los lobos han matado un ternero de cinco días de edad, al que devoraron los cuartos traseros.
Pese al control poblacional que se ejecutó a principios de este año en la provincia de Ávila, los lobos siguen ejerciendo una presión asfixiante a la cabaña ganadera, con ataques diarios en diferentes municipios y generando importantes pérdidas a un sector que se encuentra en una delicada situación. Por ello, ASAJA de Ávila demanda de forma urgente a la Consejería de Fomento y Medio Ambiente que autorice nuevos controles.
Finalmente, desde ASAJA se recomienda a los ganaderos que deben dar parte de estos ataques a los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León de forma inmediata, antes de que transcurran 48 horas, incluyendo fines de semana y festivos. La Junta de Castilla y León aconseja que los animales no se trasladen del lugar donde fueron encontrados y que se tapen con plásticos para evitar la acción de otros depredadores o carroñeros, a la espera de la llegada de los agentes que puedan certificar el ataque de lobo.