En este clima de euforia ante el nuevo Gobierno, en el que todos son halagos y parabienes, y donde parece que todos fuimos votantes del PSOE el 14 de marzo –pocos se atreven a hacer la más inofensiva crítica–, la frase más repetida es: que ahora Zapatero cumpla con lo prometido.
En este clima de euforia ante el nuevo Gobierno, en el que todos son halagos y parabienes, y donde parece que todos fuimos votantes del PSOE el 14 de marzo –pocos se atreven a hacer la más inofensiva crítica–, la frase más repetida es: que ahora Zapatero cumpla con lo prometido. Todos nos alegraremos de que esas promesas electorales que encandilaron a una gran parte del electorado se conviertan en realidad, y a poder ser cuanto antes. Y más nos alegaremos si junto con ese nuevo estilo de gobernar que se ha prometido se ven mejoras en la economía, en el empleo, en los servicios públicos, y no se retrocede un ápice en los logros, que sin duda los hubo, del anterior Gobierno.
Pero como agricultores y ganaderos, o al menos desde el colectivo que representa ASAJA, tenemos que pedir a Zapatero que haga más por la agricultura y por el medio rural de lo que ha prometido. Lo que ha prometido es poco, no en todos los casos acertado, hay olvidos clamorosos, y deliberadamente han evitado los socialistas pronunciarse sobre cuestiones un tanto controvertidas.
Sí ha prometido Zapatero tener en mente en toda su acción de gobierno a su tierra: Castilla y León. Si eso es así nos veremos beneficiados, pues mal se puede gobernar para los castellanos y leoneses si no se tienen en mente a los agricultores y ganaderos en particular y al medio rural en general. También ha prometido pensiones más dignas, de lo que habrán tomado buena nota las decenas de miles de jubilados de la agraria que cobran las pensiones más bajas de nuestro sistema de protección social. Y si quiere mejorar los servicios públicos, puede empezar a lucirse ocupándose de nuestras escuelas rurales, de nuestra asistencia sanitaria, de los servicios a la tercera edad, de extender a todos las nuevas tecnologías, y de mejorar nuestras vías de comunicación.
Pero vayamos a lo que no ha prometido. No ha prometido que se cumpla el Plan Hidrológico en Castilla y León ni sabemos de proyecto nuevo que lo mejore. No ha prometido que se cumpla el Plan Nacional de Regadíos, o al menos no conocemos propuestas sobre actuaciones concretas en esta tierra. El Gobierno del PSOE no se ha pronunciado sobre la aplicación de la reforma de la PAC aprobada el pasado año por la Unión Europea y por tanto no sabemos si sintoniza con el deseo de la mayoría de los profesionales de que se aplique el desacoplamiento total, o si por el contrario nos va a imponer la peor de las opciones posibles. Sí prometió el PSOE fomentar la incorporación de jóvenes, pero no ha dicho ni cómo ni con qué presupuesto. Sí anunció derogar la nueva Ley de Arrendamientos Rústicos, pero no sabemos cuándo –con otras leyes han sido más claros y concisos–, ni sabemos nada de la alternativa que se piensa ofrecernos. Y respecto a la Seguridad Social, el programa socialista prometía reformas en profundidad que quizás no le permita la UGT –o el Pacto de Toledo–, y que en todo caso son menos urgentes que la definición de profesional de la agricultura que dejó sobre la mesa del Consejo de Ministros el anterior Gobierno, y que contaba con el respaldo de ASAJA y de la mayoría del sector.
Que Zapatero cumpla lo prometido en materia de diálogo social. Falta hará con una ministra desconocedora absoluta del campo y de sus problemas, desconocedora del modelo de agricultura de Castilla y León, y que llega al ministerio en un momento de importantes cambios en la política agraria. Que haya diálogo, y lo que es más importante, que además de dialogar lleguemos a acuerdos. A uno le cuesta pensar que sea una promesa sincera cuando se coloca de número dos en el caserón de Atocha al secretario general de la organización agraria UPA. Entendernos con nuestros rivales es posible, pero desde luego Zapatero nos lo ha puesto un poco más difícil.
Pero como agricultores y ganaderos, o al menos desde el colectivo que representa ASAJA, tenemos que pedir a Zapatero que haga más por la agricultura y por el medio rural de lo que ha prometido. Lo que ha prometido es poco, no en todos los casos acertado, hay olvidos clamorosos, y deliberadamente han evitado los socialistas pronunciarse sobre cuestiones un tanto controvertidas.
Sí ha prometido Zapatero tener en mente en toda su acción de gobierno a su tierra: Castilla y León. Si eso es así nos veremos beneficiados, pues mal se puede gobernar para los castellanos y leoneses si no se tienen en mente a los agricultores y ganaderos en particular y al medio rural en general. También ha prometido pensiones más dignas, de lo que habrán tomado buena nota las decenas de miles de jubilados de la agraria que cobran las pensiones más bajas de nuestro sistema de protección social. Y si quiere mejorar los servicios públicos, puede empezar a lucirse ocupándose de nuestras escuelas rurales, de nuestra asistencia sanitaria, de los servicios a la tercera edad, de extender a todos las nuevas tecnologías, y de mejorar nuestras vías de comunicación.
Pero vayamos a lo que no ha prometido. No ha prometido que se cumpla el Plan Hidrológico en Castilla y León ni sabemos de proyecto nuevo que lo mejore. No ha prometido que se cumpla el Plan Nacional de Regadíos, o al menos no conocemos propuestas sobre actuaciones concretas en esta tierra. El Gobierno del PSOE no se ha pronunciado sobre la aplicación de la reforma de la PAC aprobada el pasado año por la Unión Europea y por tanto no sabemos si sintoniza con el deseo de la mayoría de los profesionales de que se aplique el desacoplamiento total, o si por el contrario nos va a imponer la peor de las opciones posibles. Sí prometió el PSOE fomentar la incorporación de jóvenes, pero no ha dicho ni cómo ni con qué presupuesto. Sí anunció derogar la nueva Ley de Arrendamientos Rústicos, pero no sabemos cuándo –con otras leyes han sido más claros y concisos–, ni sabemos nada de la alternativa que se piensa ofrecernos. Y respecto a la Seguridad Social, el programa socialista prometía reformas en profundidad que quizás no le permita la UGT –o el Pacto de Toledo–, y que en todo caso son menos urgentes que la definición de profesional de la agricultura que dejó sobre la mesa del Consejo de Ministros el anterior Gobierno, y que contaba con el respaldo de ASAJA y de la mayoría del sector.
Que Zapatero cumpla lo prometido en materia de diálogo social. Falta hará con una ministra desconocedora absoluta del campo y de sus problemas, desconocedora del modelo de agricultura de Castilla y León, y que llega al ministerio en un momento de importantes cambios en la política agraria. Que haya diálogo, y lo que es más importante, que además de dialogar lleguemos a acuerdos. A uno le cuesta pensar que sea una promesa sincera cuando se coloca de número dos en el caserón de Atocha al secretario general de la organización agraria UPA. Entendernos con nuestros rivales es posible, pero desde luego Zapatero nos lo ha puesto un poco más difícil.