Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA de Castilla y León
No recuerdo un periodo electoral con tanta intensidad ni incertidumbre sobre los resultados como el que estamos afrontando, que culminará con las votaciones nacionales del próximo 28 de abril, y del 26 de mayo, para el resto de los comicios. Tenemos elecciones en el ámbito municipal, en el autonómico, en el nacional y en el europeo, y también, aunque no lo elijamos los ciudadanos directamente, habrá cambios en las distintas diputaciones. La primera idea que tengo es que los ciudadanos tenemos el derecho y el deber de participar y elegir a aquellos candidatos que queremos que nos representen los próximos años. Incluso diría, hablando de agricultores, ganaderos y medio rural, que además de bueno es necesario no solo participar con el voto, sino también, si vemos que tenemos condiciones y nos animamos, tomar protagonismo en las mismas listas, sobre todo en el ámbito municipal, tan carente de personas que den un paso al frente.
No sabría yo decir cuál de estas elecciones es más importante para el campo. Partiendo de lo local, está claro que en el ámbito municipal nos jugamos el bienestar del pueblo y su futuro, los impuestos que se nos cobran o el uso y reparto de bienes comunes, como fincas de masa o propias, la caza, los pastos… y muchos más aspectos, como el mantenimiento de infraestructuras como caminos o abrevaderos.
De sobra conocemos los agricultores y ganaderos que hoy por hoy la mayoría de las competencias de lo nuestro están transferidas a las Comunidades Autónomas. En ese ámbito radica el poder legislativo, económico y de gestión del que depende cómo opera el sector agroganadero, desde la incorporación de los jóvenes hasta la modernización, pasando por las relaciones que se establecen en la cadena alimentaria, de las que depende en buena medida el precio que obtenemos.
Aunque Madrid esté un poco más lejos, sigue siendo España quien nos representa y defiende a nivel europeo en las negociaciones de la PAC. También es el ministerio el que cuenta con presupuesto propio para diseñar el plan estratégico nacional que definirá las principales apuestas para la agricultura y ganadería en el periodo 2021-2027. Y por supuesto, sin olvidar otras competencias estatales importantísimas para nosotros, como son Hacienda, Seguridad Social y Medio Ambiente, además de la coordinación de las fuerzas de orden público.
Y nos queda Europa. La que nos queda más lejos, y la que recibe cada vez más críticas, quizás porque es fácil echar la culpa a Bruselas cuando hay otros eslabones que son los primeros en no cumplir con sus obligaciones. Nosotros sí que somos interesados y partícipes de las políticas europeas, especialmente la PAC, y más que nunca es de obligado cumplimiento que participemos con el voto, para que Europa mantenga una PAC que siga defendiendo los intereses de los agricultores y los ganaderos europeos, contra otros grupos que dentro de Europa quieren desviar nuestros fondos a otros capítulos, y también para que Europa haga frente a la dura competencia, muchas veces desleal, de otras potencias mundiales. Europa tiene que fortalecerse, y su principal baza para la agricultura es que es un continente eficiente y moderno, que cumple con todas las garantías sanitarias y de mantenimiento óptimo del medio ambiente.
Si en otras elecciones, nos quedábamos en casa, pensado que nuestro voto poco o nada valía porque estaba claro quién iba a ganar, en esta situación no es así. Todo está abierto y cada voto cuenta para determinar si la mayoría se orienta hacia la derecha o hacia la izquierda, o para dar más peso a formaciones que pueden influir mediante pactos. Si votamos a España, parece coherente y bueno que se haga a partidos que defienden claramente la postura nacional. Creo que es mejor votar en positivo, y no por revancha. Hay que buscar a aquel partido que más se acerca a nuestra ideología y hace propuestas positivas y realistas, con verdadero afán de llevarlas a la práctica, de asumir responsabilidades de gobierno y construir una sociedad mejor. Estas elecciones, como nunca, hay muchas combinaciones posibles, según hablemos del ámbito europeo, nacional, autonómico o municipal, puede parecer más conveniente una, otra, o aquella. Y todas son válidas.
Sobre todo, y si algo importa mi opinión, animo a hombres y mujeres del campo a que vayan a votar, animo a los jóvenes a que ocupen esas listas municipales para defender nuestros pueblos, y animo a que se vote con cabeza y razones, dejando atrás rencores. Estamos hablando del futuro, y el futuro de nuestra tierra se elige el 28 de abril y el 26 de mayo.