Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA de Castilla y León
¡Quién lo iba a decir, después de los 18 años en los que ha permanecido Juan Vicente Herrera al timón de la Junta de Castilla y León, con sus luces y sombras, pero con un liderazgo indiscutible, que en estos pocos meses el panorama en nuestra Comunidad Autónoma iba a dar este vuelco, tras los ajustados resultados de las elecciones de mayo!
Lo primero, quiero reconocer el trabajo y esfuerzo que Juan Vicente Herrera ha dedicado a Castilla y León, y especialmente al campo. Como nos ocurre a todos, en su trayectoria habrá aciertos y también errores, y muchas veces no habrá podido hacer las cosas como deseaba porque las circunstancias son siempre complicadas, pero ha sido una persona cercana, sincera y comprometida con el mundo rural y agrario, valores que no abundan, por cierto, y que ojalá no tengamos que echar de menos. Por tanto, desde este espacio, solo me queda darle las gracias, como presidente de ASAJA y también como agricultor y vecino de esta gran tierra, y así lo hago.
Respecto a los nuevos gobiernos, todo ha ido lento, muy lento, y, sumado al verano, ha jugado en contra de los intereses de nuestro sector. Justo ahora necesitamos políticos sólidos y dispuestos a defender la agricultura y la ganadería: desde lo más urgente, la adopción de medidas por la sequía, que ha dejado de nuevo tiritando a muchos agricultores, y también ganaderos de extensivo, hasta las negociaciones en dos temas internacionales clave, el acuerdo de Mercosur y la nueva PAC.
En el plano autonómico, al menos, esperamos que con el fin de agosto todo se acelere. Los primeros días de septiembre la cita está en la feria Salamaq, y siendo Salamanca la casa del nuevo presidente de la Junta es de esperar que no llegue al recinto sin tener ya arregladas las tareas más urgentes que demanda el sector, las ayudas por sequía. No puede olvidar Alfonso Fernández Mañueco que, en cuatro días, los agricultores tienen que afrontar los gastos de una nueva sementera, ni que los ganaderos han tenido que acortar la trashumancia por la total falta de pastos e incluso agua en nuestros campos.
Para ello, contará el presidente con el respaldo de un nuevo consejero, con un equipo, eso sí, bastante parecido al anterior. Aunque es de esperar que las cosas del día a día cambien, al menos en parte, porque el Partido Popular ya no es el único en tomar las decisiones, también estará Ciudadanos, con Francisco Igea al frente, que ha asumido personalmente la tarea de asegurar la transparencia de cuanto se gestione en la administración regional. Lo que no es poca tarea, en verdad.
Al menos aquí, como digo, ya hay un gobierno, cosa que en Madrid no se ha conseguido. Son ya meses de negociaciones, de noticias sobre reparto de cargos, de quítate tú para ponerme yo, y los ciudadanos estamos más que hartos. Y más los agricultores y ganaderos, en este momento en el que, más que nunca, son necesarios políticos, a nivel nacional y autonómico, conocedores y comprometidos con el campo, para bandear los frentes abiertos, desde la reforma de la PAC hasta los precios de los productos, desde los regadíos y concentraciones hasta el impulso de las incorporaciones.
Desde ASAJA confiamos en que el nuevo presidente de la Junta y el consejero de Agricultura y Ganadería retomen la interlocución, muy endeble en la última legislatura, con las organizaciones profesionales agrarias. El diálogo con el sector tiene que estar reglado, ser fluido y estable, y no se entendería otra cosa, cuando los tiempos soplan a favor de abrir las instituciones a la sociedad. Y que no se olviden los políticos, los de siempre y los nuevos, que el tiempo pasa, que ellos están ahí temporalmente y que sin embargo Castilla y León permanecerá. Si quieren que dentro de unos años se recuerden sus nombres con respeto, tienen que hacer políticas a largo plazo y no mirando exclusivamente cómo agradar a su partido o cómo lograr votos dentro de cuatro años. Los grandes problemas de la comunidad, despoblación, envejecimiento de la población, infraestructuras, educación, sanidad, medio ambiente, etc. no se van a resolver ni fácil ni rápidamente. Los políticos que ahora empiezan tienen que trabajar duro, sin esperar reconocimientos, para sentar unas bases sólidas que garanticen el futuro de Castilla y León, de su agricultura y ganadería y su mundo rural.