José Antonio Turrado. Secretario General de ASAJA Castilla y León
En país integrado en la Unión Europea, y con un estado de las autonomías con múltiples competencias, las responsabilidades en materia agraria quedan muy repartidas y puede resultar fácil escurrir el bulto. España, Europa, Castilla y León, las diputaciones, los ayuntamientos, las entidades locales, instituciones todas que de una manera u otra algo tienen que ver con esto nuestro de la agricultura, y para las que habrá elecciones en los próximos meses. Unas tienen presupuesto destinado al campo, lo que es muy importante para nosotros, pero más importante quizás es que legislan poniendo trabas o facilidades según los casos, conceden o deniegan licencias, y muchas entidades locales son dueñas de tierras de cultivo o pastos de las que dependen multitud de explotaciones.
Pocas veces como esta, quizás ninguna, se ha producido una confluencia de todos los procesos electorales en un plazo tan corto de tiempo. Buena ocasión para que los partidos que concurren a las elecciones presenten un programa de gobierno completo en materia agroganadera y de desarrollo rural, y después que la ejecución del mismo se haga por la administración que corresponda. No hace falta que escriban un libro con propuestas ni que recurran tampoco a los tópicos de siempre de decir cosas que suenan bien y que no tienen contenido, tales como apoyar el asociacionismo, a los jóvenes y el bla, bla, bla. Que tampoco no den la tabarra con asuntos tangenciales como eso de la defensa de la caza, que estando bien, no es lo que nos quita el sueño a los agricultores y ganaderos.
Si nos hablan de regadíos, que nos digan dónde, cuándo y cuánto. Si nos hablan de los jóvenes, que concreten los apoyos y que a poder ser eso no reste a quien, sin ser ya joven, es agricultor o ganadero profesional. Si se le llena la boca con el apoyo al mundo cooperativo, que digan qué piensan de las que son un desastre y que nos ilustren sobre lo que piensan hacer para que de verdad aporten valor añadido a los cooperativistas. Si se meten en lo de la comercialización de los productos, que nos digan qué van a hacer para poner en valor lo nuestro, lo que nos es más próximo, y para defender un precio digno ante la agroindustria y ante la gran distribución. Si piden una PAC fuerte, que nos concreten cómo de fuerte, es decir, con cuánto dinero, para quiénes, y a cambio de qué. Si dicen que van a apoyar a la gente del campo como protagonistas del desarrollo rural, que digan qué piensan hacer con los que ponen trabas a cualquier actividad que emprendemos, y que digan cómo mantener a raya a los animales salvajes que tanto daño nos provocan. Si quieren quedar bien con todo el mundo abriendo generosamente nuestras fronteras a productos de fuera, que sean exigentes imponiendo reciprocidad en las normas de producción. Si prometen una política fiscal, que al menos nos dejen como estamos, es decir, que se nos mantenga el régimen de módulos y el sistema especial de la Seguridad Social. Pero que lo digan.
Y si no es mucho pedirles un tanto de empatía, les sugerimos que se pongan en nuestro lugar. En el lugar de un ganadero al que le mal pagan la leche, de un joven al que le prometen unas ayudas que no llegan, de un agricultor al que le niegan licencia para construir, de un ganadero al que le quitan los pastos porque se los den a uno de fuera, de un agricultor que no puede aumentar la explotación porque las jubilaciones no son reales y nadie suelta lo que tiene, y de un productor al que le sacan los ojos cuando compra los medios de producción, y al que le ponen el precio de lo que vende sin que pueda intervenir lo más mínimo.