Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA CyL
Cualquier empresario agrario o ganadero que se limite a asumir sin medida los gastos que genere su explotación con la esperanza de recuperarlos con lo que le paguen por su producción, o es un inocente o un imprudente. Ni siquiera con el colchón de las ayudas PAC -que no llega a todos ni a todos los sectores- tiene asegurada la supervivencia una explotación si no efectúa cada día un control inteligente de sus costes de producción.
Por eso, ahora que comienza la nueva sementera, surgen los rumores de subidas en los abonos, muchas veces lanzados por ese mismo oligopolio que controla el mercado e impone los precios según les parece, con el silencio de nuestros políticos. Nada nuevo, por desgracia. Igualmente, nos inquieta el alza de los carburantes, y el desconcierto en torno a los impuestos con que quieren gravar su consumo. En estos temas jugamos un poco con las cartas marcadas, porque si queremos sembrar no podemos evitar echar gasoil al tractor y abono en la tierra.
Sin embargo, hay un coste muy importante para muchas explotaciones, principalmente las ganaderas y también para la agricultura de regadío, en el que sí podemos hacer algo: el energético, y principalmente el eléctrico. También aquí los precios no dejan de incrementarse. Una vez porque hay sequía y las centrales están paradas, otra por el cierre de térmicas y nucleares, y otras más por lo contrario, cada día nos anuncian que hemos alcanzado un nuevo tope en la tarifa eléctrica. Aunque el petróleo supone cerca del 70 por ciento de la energía que consume el sector, la electricidad supera un nada desdeñable 20 por ciento.
Me llama la atención que, por el contrario, en nuestro sector las energías renovables apenas lleguen al 3 por ciento, una cifra extremadamente baja, sobre todo si tenemos en cuenta que la actividad agrícola y ganadera se desarrolla en un territorio muy amplio. Es por tanto deseable, y además razonable, que ese pequeño porcentaje se ampliara de forma muy importante, y lo antes posible, siguiendo los pasos de otros países europeos en los que, teniendo menos horas de sol, las instalaciones fotovoltaicas están mucho más extendidas.
Contra aquellos faraónicos, y muchos inútiles, parques eólicos y solares del pasado, desde ASAJA proponemos a la Junta que se marque como política prioritaria potenciar la instalación de energías “limpias” en las explotaciones agroganaderas. Un marco que precisa de coordinar todos los recursos y ayudas posibles, puesto que el coste inicial es importante, pero también que simplifique los trámites administrativos y que asegure la calidad y mantenimiento de los sistemas que se instalen, para que se amortice la inversión y haya un ahorro estable y a largo plazo. Hay que aprovechar el conocimiento ya existente, como el desarrollado desde AIMCRA, para que estos sistemas de energías limpias, sostenibles y más baratas, permitan al sector agrario y ganadero dotarse de autonomía energética y no estar siempre sometidos a los vaivenes interesados y ruinosos de grandes compañías eléctricas.