Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA de Castilla y León
En este momento crítico para la historia de nuestro país y para la de tantos otros golpeados por la pandemia, parece que la confusión se adueña de los políticos y de sus decisiones. Cada día desayunamos con un cambio de normativa, con un nuevo sector que cierra, con un nuevo horario que cumplir. Está claro que no existen soluciones fáciles para frenar el maldito virus, porque nunca hemos tenido que enfrentarnos a algo tan grave, y encima extendido por todo el planeta. Pero en nuestro sector todo esto de los positivos, los contagios y los aislamientos no nos resulta ajeno, porque son palabras que forman parte de la pelea continua del saneamiento ganadero. En el que, por cierto, las explotaciones de Castilla y León han alcanzado un nivel muy alto de seguridad, aunque eso signifique muchas veces sangre, sudor y lágrimas para nuestros ganaderos.
¿Qué podemos aprender de esas campañas? Primero, que las enfermedades causadas por virus son muy difíciles de erradicar, aunque podemos aprender a vivir con ellas y sujetarlas. Segundo: que hay que testar a todos los animales de manera reiterativa para identificar a los positivos, aislarlos y actuar sobre ellos. Tercero, y fundamental: que las políticas sanitarias tienen que ser nacionales, porque los virus no entienden de fronteras, ni reinos de taifas.
Claro que los humanos no somos ovejas, ni vacas, sino “animales racionales” (al menos, eso se espera de nosotros). Pero esta experiencia en el sector ganadero sí puede dar a los políticos una pauta de cómo atajar la covid, con similares herramientas. Testaje generalizado y control de los positivos, contando con los medios para que el sistema sanitario pueda afrontarlo con eficacia y rapidez. Y unas medidas pactadas e iguales para todos, aunque eso ya es para nota en un país con 17 autonomías y hasta con disparidades dentro de ellas.
Mientras no pueda cogerse “el toro por los cuernos”, seguiremos aguantando parches y cierres alternos, para tratar de contener los datos, pero sabiendo que el virus ahí sigue, latente, causando daños profundos en la salud y también en la economía de todos, incluso nuestro sector, cada vez más afectado por un mercado maltrecho y ahora paralizado en buena parte por el cierre de la hostelería.
Otra cosa que nos diferencia del ganado es que los humanos somos una raza poco obediente, pero aquí nos toca cumplir, por el bien de todos. Y a los políticos, ser los primeros en dar ejemplo, pactando y acatando medidas nacionales que permitan a nuestro país contener la enfermedad y superar esta crisis.