Donaciano Dujo, presidente de ASAJA Castilla y León
Hasta ahora Europa no creía ni en los regadíos, ni en los seguros. Pero desde que la sequía se está acercando a los países al norte de los Pirineos, comienzan a entender lo que los países del arco Mediterráneo vivimos desde hace años. En Bruselas se habla ahora con insistencia de “garantía de renta”, un mecanismo encaminado a proteger de las circunstancias adversas a la agricultura y la ganadería. Una herramienta que se acercaría bastante a nuestro seguro agrario. Pese a sus defectos y fallos, este instrumento, que acompaña al sector desde 1979, es indispensable, porque pasamos cada vez con más frecuencia de temperaturas extremas a granizadas, de vientos huracanados a trombas de agua. Más allá de la dramática dana -de una gravedad excepcional, ya que ha segado vidas y pueblos enteros-, en el sector se constata en los últimos años una elevada siniestralidad, un dato que no puede ser pasado por alto por nuestros responsables políticos, tanto nacionales como autonómicos, que deben apostar por una financiación adecuada para que el seguro se fortalezca en un contexto complicado.
Eso por delante, independientemente de lo que pueda venir de Europa, que será lento y seguramente no adaptado a la realidad de nuestra agricultura. En todo caso, bienvenidos todos los apoyos siempre, eso sí, que no sea a costa de mermar todavía más el fondo de la Política Agrícola Común. Si Bruselas quiere cubrir riesgos nuevos, tiene que ser con un presupuesto nuevo y diferenciado.
Además, el seguro tiene que ser algo vivo y cambiar tal como cambia el tiempo y la agricultura. Si los dos millones de hectáreas de cereal que históricamente sembraba Castilla y León hoy son 1,5 millones, y si crece el girasol, el maíz o el forraje, las pólizas tienen que adaptarse y responder a esa nueva realidad que el agricultor necesita que tenga una buena cobertura. Y lo mismo en el caso del ganado, que tiene que afrontar envites como la fauna o los problemas sanitarios.
Si hay una comunidad autónoma interesada en que el seguro agrario funcione esa es Castilla y León. Y así lo entienden los agricultores, puesto que el índice de aseguramiento es de los más altos de España, aunque en la parte sur de la región todavía haya margen para avanzar. Para ello trabajamos las organizaciones profesionales agrarias, que contamos con asesores especializados en seguro agrario y ganadero. En ASAJA no concebimos una explotación sin seguro, es una herramienta esencial y hasta debería ser obligatoria porque es el único medio de garantizar con cierta estabilidad la capacidad productiva de la explotación. Eso sí, para ello, Enesa y Agroseguro, y por supuesto Ministerio y Junta, tienen que esforzarse al máximo para ofrecer el mejor seguro posible, con las máximas coberturas, y a un precio asequible.