El último artículo que publiqué en estas páginas fue a principios de febrero, poco antes de las elecciones agrarias. ¿Qué ha cambiado desde entonces? ASAJA se ha consolidado como la organización profesional agraria de referencia del campo de Castilla León, ampliando su mayoría y distancia respecto al resto, siendo la única que crece y la única representativa en las nueve provincias. Como no nos van a regalar nada por ello, nuestro día a día no cambia mucho, quizás se suma una mayor carga de responsabilidad, porque los agricultores y ganaderos lo que interpretan es que ASAJA es fuerte y tiene que cumplir con las expectativas creadas. Es decir, se espera mucho más de nosotros, y personalmente estoy dispuesto a no defraudar al sector al que pertenezco, y al que agradezco su voto.
Con los agricultores se han estrenado este año unas urnas que van a estar muy ocupadas, porque a pocos meses vista habrá elecciones municipales, y a final de año se anuncian generales. Durante la campaña algunos quisieron ver estas elecciones agrarias como las elecciones políticas. Creo sinceramente que se equivocaban. Es cierto que buena parte del campo de Castilla y León, y a los datos de otras elecciones políticas me remito, vota conservador. Habría muchas razones para explicarlo, y no es la menor el tejido social de nuestro medio, autónomos y pequeños empresarios que tienen que defender lo suyo, cimentado sobre la herencia y la tradición familiar. Sin embargo, el voto de los agricultores y ganaderos no es de ningún modo cautivo. En ASAJA tenemos votantes de diversos partidos, y no votan siempre al mismo, y apuesto a que en las otras organizaciones también es así. En las propias elecciones agrarias no puede darse nada por supuesto, hay que ganarse los votos de los propios socios y también de los de simpatizantes que puntualmente nos apoyan en un número considerable, gente que no se casa con ninguna organización, pero simpatiza con las propuestas de ASAJA. Cada uno de esos votos exige trabajo y compromiso, y una trayectoria clara, sin tropiezos ni errores. Aquí nadie va a acudir un domingo a una urna, muchas veces situada a kilómetros de su casa, si no tiene claro el motivo.
Creo que ningún partido sería capaz de arrastrar a votar a los agricultores y ganaderos a una organización concreta. Y eso es bueno, porque significa que los profesionales saben que eligen a la organización que mejor les defiende, que es lo que se traduce en las cuentas de sus explotaciones y lo que sostiene a sus familias. Y a la viceversa: si algún partido cree que desde las organizaciones agrarias podemos dirigir el voto de los agricultores y ganaderos, tiene en poco valor a las OPA, y casi por tontos a sus socios.
Con esto anticipo que, en los próximos meses, en ASAJA vamos a estar muy ocupados defendiendo la rentabilidad de las explotaciones agrarias y ganaderas y facilitando en todo posible el trabajo que los profesionales. Seremos especialmente beligerantes con la posibilidad de que la maquinaria de las administraciones se paralice al servicio de los políticos de turno. En el campo los problemas son muchos y urgentes, no podemos permitirnos un año de barbecho a la espera de que terminen unas elecciones u otras. No necesitamos que vengan en campaña a hacerse fotos con las vacas, lo que cuenta es el trabajo de cada día en favor de nuestro sector. Un trabajo que se puede hacer desde el gobierno central, el autonómico y hasta desde el más pequeño municipio.