Hay menos agricultores, porque algunos han preferido hacer una cesión de sus derechos de pago único a favor de otros al no cumplir con las exigencias de agricultura activa y agricultor activo que se impondrán en 2015 con la nueva PAC.
José Antonio Turrado. Secretario General de ASAJA de Castilla y León
Ahora que ha finalizado el plazo de tramitación de las ayudas de la PAC, se constata una reducción de solicitudes de ayudas con respecto al año anterior que podría rondar el 5 por ciento. Hay pues menos agricultores, porque algunos han preferido hacer una cesión de sus derechos de pago único a favor de otros al no cumplir con las exigencias de agricultura activa y agricultor activo que se impondrán en 2015 con la nueva PAC. Muchos de estos que han dejado el sector, vendiendo sus derechos y liberando las tierras o pastos sobre los que los cobraban, estaban jubilados desde hace años o compatibilizaban estos ingresos agrarios con otras rentas como autónomos o asalariados, y tenían como denominador común que la mayoría no cultivaban de forma personal y directa, tenían las fincas en abandono, o declaraban derechos sobre pastos sin tener cabezas de ganado.
La práctica totalidad de las cesiones de derechos, que habrían sobrepasado el 5 por ciento sobre los más de 93.000 perceptores del año 2013, se han quedado en manos de agricultores y ganaderos de Castilla y León, que cumplen con la condición de activos y que en la inmensa mayoría de los casos son profesionales que desempeñan la actividad a título principal. De esta forma, Castilla y León no ha perdido actividad productiva, ha concentrado la misma actividad en tierras y derechos en manos de menos productores, en manos de aquellos que viven del campo y a los que ASAJA ha tratado siempre de favorecer. Con estos datos se pone de manifiesto que la nueva PAC introduce cambios importantes hacia la profesionalidad con respecto a la situación anterior, y otra cosa es que no se profundizara tanto como se deseaba, como pedía Castilla y León con el apoyo de ASAJA y del resto de organizaciones agrarias, y que desoyó el ministerio de Agricultura.
Para avanzar en esta línea de profesionalidad es necesario que los altos cargos del ministerio, con la señora ministra a la cabeza, cambien ciertas ideas y mentalidades que les han llevado a poner obstáculos a la realidad que se impone. Un ministerio del que se espera cumpla y haga cumplir los reglamentos europeos, haga cumplir sus propias normas, luche contra la economía sumergida en el medio rural y contra el fraude, si es que lo hay, al sistema de la Seguridad Social. Se espera de este ministerio que apueste por esta agricultura productiva, que tiene como finalidad producir alimentos, conseguir altas tasas de autoabastecimiento, y por convertir a nuestro país en una importante potencia exportadora de bienes y servicios agroalimentarios hacia todas las partes del mundo.
Esto tan sencillo, la apuesta por una agricultura profesional, lo ha entendido la Junta de Castilla y León, pero no le ha entrado en la cabeza a los responsables agrarios de nuestros país, donde hasta hace dos días mandaba Arias Cañete, quizás porque estaban pensando más en los votos y las simpatías políticas que en el éxito económico de las familias que viven del campo. Un éxito político que, visto lo visto, les debe de haber sabido a poco.