El día que Francia deje de tener como objetivo de estado la defensa de la agricultura y la ganadería a través de la política agrícola común, ese día desaparecerán todo tipo de ayudas y subsidios al sector, y por tanto desapareceremos como agricultores y ganaderos.
El 16 de diciembre se aprobó en la Cumbre Europea de Jefes de Estado y de Gobierno el presupuesto de la Unión Europea para el periodo 2007 a 2013. Asunto fundamental para nuestra región de Castilla y León como beneficiaria neta de los fondos europeos por el peso de la PAC y por haber sido región Objetivo 1, y por tanto receptora de fondos estructurales. Y a pesar de haber sido un tema trascendente, no se ha tenido esa percepción desde el mundo agrario, ajeno a los acontecimientos que no son tan inmediatos, y enfrascado en las críticas entre organizaciones por la firma del acuerdo del gasóleo.
Europa tendrá un presupuesto hasta el 2013 de 862.363 millones de euros, lo que en términos absolutos es mayor que en el periodo anterior con una Europa de 15 países, pero ha pasado de representar el 1,24 por ciento de la renta nacional bruta (RNB) a representar tan sólo el 1,04 por ciento. Y en lo que a nosotros nos toca, las cosas son peores. Antes, con 15 países y tan sólo al final del periodo con 25, el presupuesto fue de 272.051 millones de euros, y representaba casi un 40 por ciento del total, y pasamos a un presupuesto 293.105 millones de euros con los que se tendrá que atender no ya sólo a los 25 países que hoy forman la Unión Europea, sino también a los dos que se van a incorporar a corto plazo, que son Bulgaria y Rumanía. Para que nos entienda todo el mundo, y en particular nuestros agricultores, este presupuesto significa que nuestras ayudas en el mejor de los casos no se van a incrementar ni un solo euro hasta el 2013, y que cuando se incorpore Bulgaria y Rumanía, nos tendrán que recortar entre un 6 y un 7 por ciento a TODOS los agricultores los pagos que venimos percibiendo, para repartir a los agricultores de estos nuevos socios. En resumen, la incorporación de estos países le supondrá a cada agricultor del resto de Europa, entre ellos nosotros, dejar de percibir cada año un 6 ó 7 por ciento de las ayudas de la PAC a las que tenemos derecho.
Y en el otro pilar de la PAC, el llamado desarrollo rural, las cosas todavía podemos decir que pintan más negro. Para dejarnos como estábamos en el periodo anterior, se tendría que haber aprobado un presupuesto de 88.000 millones de euros, y se quedó en tan sólo 69.250, pero no es todo: se irá mayoritariamente a los países de la ampliación y a regiones que sigan siendo Objetivo 1, entre las que ya no se encuentra Castilla y León. Este recorte lo veremos en las ayudas a la modernización de explotaciones, en programas agroambientales, en ceses anticipados agrarios, y muy particularmente en infraestructuras agrarias, como son los regadíos.
Pero todavía hay más. No conformes con el 5 por ciento de la modulación que se aprobó en 2003, y que tanto reclamaba Coag y Upa, se deja libertad a los estados miembros para aplicar hasta un 20 por ciento de modulación en todas las ayudas que perciban nuestros agricultores, y destinarlas sin necesidad de cofinanciación nacional casi a lo que el gobierno de turno quiera. Conociendo como conocemos al actual equipo del ministerio de Agricultura, es para ponernos a temblar, porque con toda seguridad nos va a meter mano en la cartera.
Si alguien se creyó alguna vez que las ayudas de la PAC estaban garantizadas hasta el 2013, sencillamente se equivocó, o al menos se equivocó en el montante en el que se garantizan. Pero en todo caso, otro nuevo susto al sector es tan sólo cuestión de tiempo, pues ya se acordó que en el 2008 o a más tardar el 2009 se ha de revisar todo el presupuesto, incluidos los compromisos de la PAC, por lo que vamos a estar permanentemente amenazados en los ingresos que nos llegan por vía de las ayudas.
Antes de conocer todo esto, y después de conocer todo esto, ASAJA ha sido crítica con lo acordado en la Cumbre, y considera que el Gobierno de Zapatero no ha defendido nuestros intereses. De nuevo el resto de organizaciones ha mirado para otro lado, y si bien no se han atrevido a defender el acuerdo como bueno, no le han dedicado la crítica merecida, lo que de nuevo los convierte en cómplices de una política agraria pensada para echarnos del sector.
Hoy todo el mundo no agrario cuestiona las ayudas de la PAC. Los políticos no quieren saber nada del campo, y prefieren destinar el presupuesto a otras políticas más en moda que dan mayores réditos electorales. Cada vez hay más países que quieren acabar con las ayudas al campo sea como sea, y sin importar las consecuencias. En una Europa que vive en la opulencia, y que ya no recuerda que hace pocas décadas pasaba hambre, el asegurar alimentos de calidad a precios razonables ya no es una prioridad, es más, parece que tenemos que pedir perdón por dedicarnos a lo que nos dedicamos. Todos tenemos atravesado al primer ministro del Reino Unido por sus continuos ataques al sector agrario, pero detrás de él se esconden otros que no dan la cara y que piensan lo mismo. Sin ir más lejos, el Gobierno español tiene socios parlamentarios que estarían dispuestos a quemarnos en una hoguera, o al menos así lo entendí yo escuchando el discurso parlamentario el viernes día 21 del portavoz de Ezquerra Republicana de Cataluña.
Sabemos que Francia es un enorme potencial agrícola que además como vecino nuestro nos puede y nos está haciendo mucho daño en la política de precios. Lo saben bien los cerealistas, los productores de patatas, los remolacheros y los ganaderos de carne y sobre todo de leche. Pero el día que Francia deje de tener como objetivo de estado la defensa de la agricultura y la ganadería a través de la política agrícola común, ese día desaparecerán todo tipo de ayudas y subsidios al sector, y por tanto desapareceremos como agricultores y ganaderos. Así que con los tiempos que corren, y por más que nos estén jodiendo copando nuestros mercados con lo que a ellos le sobra, como agricultores y ganaderos tenemos que decir: ¡“Vive la France”!