En Valladolid hay muchos y muy buenos profesionales del campo proclives al ideario de ASAJA. Esta nueva etapa que ahora se inicia con la incorporación de ASAJA-Valladolid como miembro de pleno derecho en ASAJA de Castilla y León y en ASAJA nacional, fructificará en un mejor servicio y defensa de los intereses de los agricultores y ganaderos.
El proceso electoral vivido a finales del pasado año en ASAJA-Valladolid, con la proclamación de una nueva Junta Directiva de agricultores y ganaderos sin vínculos con la anterior etapa de la organización, no hace si no devolver la normalidad a una asociación que desde hace muchos años no estaba a la altura de lo que se esperaba de ella, y que en los últimos tiempo se había sumido en un cúmulo de escándalos. Escándalos por la forma de vivir y de actuar de su ya ex presidente, Lino Rodríguez, al que la justicia juzgará más pronto o más tarde. Lo ocurrido, que en resumen es una mala gestión, una falta de democracia interna, y un uso indebido del dinero de la asociación en beneficio de su máximo dirigente, debe de servir de ejemplo para que todas las organizaciones nos dotemos de medidas que impidan en el futuro algo semejante. Porque, lo que tanto cuesta crear y que se basa en la confianza de miles de asociados, no puede estar en el aire por la mala cabeza, cuando no la mala fe, de alguno o algunos de los dirigentes.
El nuevo presidente de ASAJA-Valladolid, José Ramón Alonso, ha comenzado su mandato hablando de agricultura y ganadería, algo tan normal y que a la vez ha sonado tan novedoso, por lo acostumbrados que nos tenían en la etapa anterior a enredar en otras cosas. El actual presidente, como ocurre en el resto de las organizaciones provinciales donde hay un grado total de autonomía, marcará unas líneas de actuación propias con las que podremos coincidir en todo o en parte, pero a buen seguro no se desmarcará mucho de la fórmula que ha demostrado exitosa en la mayoría de los territorios: la independencia, la profesionalidad, la reivindicación y los servicios. Valladolid tiene campo y especificidad suficiente para tener una voz propia en una estructura regional y nacional como la de ASAJA, y para hacer llegar reivindicaciones a centros de decisión como la Unión Europea. No hace falta recordar el peso de la Valladolid cerealista, o como productora de patatas y remolacha, como referente mundial en viticultura, o recordar su peso en el sector del ovino y de la ganadería intensiva. En Valladolid hay muchos y muy buenos profesionales del campo proclives al ideario de ASAJA. El buen funcionamiento de ASAJA-Valladolid, que será una tarea lenta pero imparable, pasará por oficinas de servicios con los mejores profesionales para dar respuesta a los socios en el campo de la fiscalidad, la gestión de las ayudas, la incorporación de los jóvenes, la formación o el asesoramiento en el sentido más amplio.
Esta nueva etapa que ahora se inicia arranca también con la incorporación de ASAJA-Valladolid como miembro de pleno derecho en ASAJA de Castilla y León y en ASAJA nacional. Una simbiosis beneficiosa para la organización provincial y para las estructuras superiores que permitirá utilizar sinergias y servir mejor a los intereses de los agricultores y ganaderos de Valladolid y del resto de España. Uno de los primeros retos conjuntos será ganarnos la confianza de los agricultores y ganaderos en el proceso electoral para medir la representatividad sindical, que convocará la consejería de Agricultura para finales de año. Esa confianza la ganaremos poniendo por delante nuestro trabajo, nuestras capacidades, nuestra ilusión, nuestra entrega, y pidiendo perdón por todo lo que se haya hecho mal, aunque en el caso que nos viene ocupando la responsabilidad haya sido de otros.