La organización agraria ASAJA de Castilla y León está indignada con el voto favorable del Gobierno español a la reforma de la OCM de la remolacha que se aprobó en el día de hoy en Bruselas. Esta organización agraria exige el cese de la ministra de Agricultura y de todo su equipo, y pide a algunas fuerzas sociales y política de Castilla y León que tanto confiaban en sus gestiones, que den ahora la cara y se responsabilicen de los resultados de esas “manifestaciones de apoyo” que con tanto entusiasmo convocaron.
La organización agraria ASAJA de Castilla y León, a falta de conocer los detalles de los acuerdos, considera que hay elementos de juicio suficientes para vaticinar que va a desaparecer la mitad de la remolacha de España, y con ello la mitad de las industrias azucareras, con todo lo que esto supone. Castilla y León será la región que pueda aguantar mejor la caída de precios, pero no se librará de una reducción brutal de los ingresos que llevará a la quiebra económica a la mayoría de las explotaciones que soportan fuertes inversiones. A partir del año 2009, con precios de 26 euros por tonelada, por debajo de los 30 euros que representan hoy los costes de producción, es imposible que se sostenga el cultivo ni siquiera en las zonas más eficientes como es Castilla y León.
ASAJA de Castilla y León quiere aclarar que se están dando datos sobre la reducción de precio en Europa, pero no se están dando sobre la reducción de precio en España, que por tener un “precio derivado”, la caída es mayor. Así, en España se pagaba la remolacha a 48 euros por tonelada, pasando en el año 2009 a 26,36 euros, lo que representa una caída del 45%. La compensación de unos 12 euros por tonelada en forma de ayuda, al estar desacoplada, no va a ser decisiva para que se siga sembrando o no remolacha. La reducción de los ingresos por vía de precios va a suponer en esta región unas pérdidas anuales que serán en el 2009 y sucesivos de 85,6 millones de euros.
ASAJA culpa al presidente Zapatero de no haber intervenido en la negociación y haber dejado sola a una ministra que no entiende de agricultura, que no tiene peso político, y que se ha dejado engañar como se dejó en su día en las negociaciones del aceite, algodón y tabaco. Las declaraciones que ahora está haciendo tratando de vender como bueno un acuerdo infumable, son sencillamente una provocación a un sector que no se merece estos gobernantes.