La Organización Mundial del Comercio ha perdido una gran ocasión para avanzar en la liberalización comercial pero a pesar del protagonismo del capítulo agrario en las discusiones llevadas a cabo en Cancún, ha sido el desacuerdo en los temas de la agenda de Singapur (Competencia, inversiones, transparencia en los mercados…) el desencadenante del sonoro fracaso de esta Cumbre.
La Organización Mundial del Comercio ha perdido una gran ocasión para avanzar en la liberalización comercial pero a pesar del protagonismo del capítulo agrario en las discusiones llevadas a cabo en Cancún, ha sido el desacuerdo en los temas de la agenda de Singapur (Competencia, inversiones, transparencia en los mercados…) el desencadenante del sonoro fracaso de esta Cumbre.
La regla del consenso en una organización formada por 146 países y las posiciones intransigentes de bloques de países como el denominado Grupo de los 23, el cual acoge en su seno a los países más avanzados dentro del grupo de países en vías de desarrollo (India, China, Brasil, Africa del Sur…..), ha imposibilitado salvar la contingencia.
Los últimos acontecimientos han dado la razón a los planteamientos de ASAJA ante la reforma de la PAC operada con nocturnidad y alevosía el pasado mes de junio. Desde nuestra organización se rechazó la oportunidad de una reforma antes de conocer el desenlace de las negociaciones comerciales de la Organización Mundial del Comercio. La Comisión Europea, a pesar de los sustanciales cambios introducidos en la PAC, ha debido enfrentarse a nuevas peticiones de concesiones suplementarias tendentes a un desmantelamiento de los cimientos de la PAC. La UE se ha presentado a las negociaciones con una posición de negociación inmejorable pero este hecho ha sido utilizado por el Grupo de los 23 para radicalizar sus postulados en todos los frentes de la negociación sin ofrecer concesiones recíprocas a otros bloques comerciales.
Respecto al tratamiento sufrido por el algodón en estas negociaciones, ASAJA no puede estar de acuerdo ni en el fondo ni en la forma. Los países africanos han utilizado el algodón como recurso mediático para atacar los subsidios a esta producción en EEUU y la UE, introduciendo el peligroso precedente de tratar cuestiones específicas de forma aislada en un contexto global de las negociaciones donde además, se han ignorado características fundamentales del algodón producido en territorio comunitario. En la UE sólo se produce el 2% del algodón mundial, siendo un importador neto de este producto del cual se producen en España 82.000 toneladas anuales. El protagonismo del algodón en el debate ministerial de Cancún no ha beneficiado a ninguno de los socios comerciales desviando el interés de unos temas de mayor calado e interés comercial cuya repercusión mundial sería notable. En ningún caso se puede afirmar que las ayudas europeas al algodón sean las causantes de la actual situación de mercado en el sector.
Otro de los aspectos controvertidos de las negociaciones en el seno de la OMC ha estado constituido por los criterios de configuración de la caja azul y la caja verde. El cuestionamiento de las ayudas de la caja azul no es nuevo, se ha hablado del límite máximo del 5% de la producción final agraria. Una cifra inferior a la señalada habría condicionado de modo muy perjudicial para los intereses de España en la inminente reforma de los sectores mediterráneos.
Sin embargo, es sorprendente que algunos países como Brasil pretendan aprovechar la coyuntura actual para exigir una intolerable reducción de las ayudas incluidas en este caja lo que supondría la imposibilidad de catalogar en la citada caja verde las nuevas ayudas desacopladas, pilares básicos de la reforma de la PAC. El mandato de negociación de la UE no hubiera permitido plantearse cuestiones semejantes que vulnerarían el modelo europeo de agricultura. La OMC no cuestiona la existencia de una política agrícola en el ámbito interno, sólo propugna la eliminación de aquellas ayudas que tienen un efecto de distorsión en la competencia.
El acuerdo marco de los EEUU y la Unión Europea ha servido para demostrar en la OMC una orientación común de dos bloques comerciales con importantes intereses agrícolas. Sin embargo, tal acuerdo no puede ocultar las importantes divergencias que todavía persisten entre EEUU y la UE acerca de las preocupaciones no comerciales y el registro multilateral.
En ASAJA lamentamos profundamente que las pretensiones de la UE sobre el registro multilateral del vino y bebidas espirituosas no hayan recibido durante las jornadas de negociación el apoyo necesario para concretar un adecuado marco multilateral de protección y control de las denominaciones de origen e indicaciones geográficas así como su vinculación jurídica. En el futuro esta cuestión deberá ser resuelta de modo que los productos de calidad que presentan un ligamen con la tierra no sigan estando sometidos a un fraude continuo.
La catalogación en la OMC de más de 120 países como “países en vías de desarrollo” no responde a la situación y potencial de muchos de los países incluidos en este grupo. La india, china o Brasil no pueden tener el mismo tratamiento que Mali, Tanzania o Honduras. El fracaso de esta conferencia pone el acento en la necesidad de realizar una verdadera diferenciación entre los países en vías en desarrollo configurando una lista de productos sensibles en los citados Estados.
El paso atrás en la liberalización comercial es irrefutable, pese a ello confiamos en el trabajo que la OMC seguirá desarrollando en otros niveles en su sede de Ginebra. Cuestiones de gran importancia para todos los países deben resolverse de modo que la vigencia de la cláusula de paz pueda ser prorrogada a partir de diciembre de 2003 evitando la peligrosa anarquía en la agricultura mundial. A partir de ahora el comercio agrícola internacional se centrará en la firma de acuerdos bilaterales y regionales fuera de la OMC.