ASAJA de Castilla y León ha pedido al Ministerio de Agricultura y a la Consejería de Agricultura y Ganadería que financien la implantación del nuevo sistema de identificación y registro de los animales de las especies de ovina y caprina, cuyo coste medio de puesta en marcha será de al menos 5.000 euros por explotación, cantidad a la que habrá que sumar cada año los gastos derivados de su mantenimiento
Según obliga la normativa comunitaria, a partir del 1 de enero de 2008 la identificación electrónica individual –no colectiva, como la que existe ahora, que sólo menciona la explotación a la que pertenece el animal– será obligatoria para todas las cabezas. Sin embargo, y dado que ya a partir del 9 de julio de 2005 se exigirá a que todos los animales nacidos en una explotación se identifiquen individualmente con sistemas transitorios (marcas auriculares, tatuajes, chip…), lo más lógico es que el ganadero opte por el método electrónico, para evitar tener que “reidentificar” de nuevo antes de 2008.
En estos momentos, está en estudio el sistema exacto que se escogerá para señalar a los animales. El que cuenta con más posibilidades es un crotal auricular electrónico, cuyo coste ronda los tres euros por unidad, fácil de implantar por el propio ganadero; de los otros sistemas posibles, el chip subcutáneo ha quedado prácticamente descartado por sus complicaciones y los bolos ruminales (que ingiere el animal y quedan depositados en su estómago) suponen más costes y presentan algunos rechazos en caprino. Suponiendo que finalmente se eligiera el crotal auricular electrónico, a los gastos de el elemento en sí habría que sumar la compra de un lector manual para controlar las cabezas, un programa de ordenador para rentabilizar ese control electrónico y mejorar la producción valorando aspectos como la alimentación y el manejo e, incluso, el ordenador en la mayoría de los casos, puesto que pocos ganaderos lo poseen. Así, la inversión mínima por explotación media (unos 400 animales) sería de más de 5.000 euros, cantidad a la que habría que añadir los gastos de mantenimiento anual y los derivados de la reposición de la cabaña ganadera.
Dada la magnitud de esta inversión –sólo en identificadores habría un gasto de más de 15 millones de euros, teniendo en cuenta que en Castilla y León hay aproximadamente 4,9 millones de cabezas de ovino y 180.000 cabras– ASAJA considera imprescindible que las administraciones competentes, Ministerio y Consejería, asuman este coste. De lo contrario, “se daría un golpe mortal a este sector, que soporta desde hace tiempo una reconversión drástica, a razón del millar de explotaciones anuales”, subraya la OPA.
Los últimos datos cifran en 13.271 las explotaciones existentes en Castilla y León. Por provincias, destaca Salamanca (2.334 explotaciones y 531.243 cabezas) seguida por Zamora (2.321 explotaciones y 692.023) y León (2.067 granjas y 516.949 animales). Detrás irían Ávila (1.271 explotaciones y 305.852 animales, Burgos (1.175 y 356.167), Valladolid (1.138 y 370.387), Palencia (1.024 y 307.969), Segovia (1.008 y 378.411) y Soria (933 y 390.966, respectivamente). En los últimos años se ha producido un despegue importante en los métodos productivos en parte de las explotaciones, pero todavía existen muchas más tradicionales, que sobreviven a duras penas y para las que la identificación electrónica supondrá un brusco cambio en su forma de trabajo y mentalidad, además del esfuerzo financiero. Por eso, recalca ASAJA, es preciso facilitarles en lo posible este proceso.