El Ministerio de Agricultura ha sacado adelante su propuesta de aplicación de Reforma de la PAC en España que consiste en un acoplamiento máximo de las ayudas: 25% en herbáceos, 50% en ovino y la Opción 1 del vacuno, es decir, 100% de la prima a la vaca nodriza, 40% de la prima al sacrificio de terneros y 100% de la prima al sacrificio de animales adultos.
Para ASAJA esta es la peor decisión de todas las que se podían haber tomado, ya que supone una traba para la necesaria reestructuración de las explotaciones y la orientación de las producciones al mercado, algo absolutamente imprescindible de cara a un futuro que se presenta muy difícil para el sector, con cada vez mayores exigencias en la producción, creciente competencia internacional y unas ayudas que no van a ser para siempre, máxime con los actuales problemas financieros de la UE.
El acoplamiento parcial decidido para los cultivos herbáceos será un impedimento para el abaratamiento de las tierras, la concentración de las parcelas y la modernización de la tecnología, algo imprescindible para continuar la producción en el futuro. La decisión del MAPA ha sido tomada sobre la base de un supuesto riesgo de abandono de la actividad, y con la hipótesis de que no habrá reestructuración de las explotaciones, algo que resulta totalmente carente de sentido si tenemos en cuenta la evolución del sector.
En ovino, un sector con graves problemas estructurales, se pretende encadenar a la actividad a muchos ganaderos, en muchos casos de edad avanzada, que soportan graves dificultades y cuya permanencia en el sector dificulta la necesaria modernización del sector y el redimensionamiento de las explotaciones, sin que el desacoplamiento parcial beneficie, en nada, a los que piensan continuar en activo.
En vacuno, en aras del mantenimiento de una actividad propia de zonas desfavorecidas se ha elegido la opción que es mas acorde con los intereses de los industriales, a los que beneficia un precio bajo de los terneros.
En relación con el artículo 69, que recoge la posibilidad de detraer hasta un 10% de las ayudas para políticas nacionales, el MAPA ha aprobado ésta opción, dejando para mas adelante el debate sobre el porcentaje y las modalidades de aplicación. En opinión de ASAJA, ésta decisión supone un recorte inaceptable de las ayudas para financiar medidas políticas, que habrá que añadir a los recortes de la modulación, la Reserva Nacional, los peajes y el recorte ilimitado que podría aplicarse en años próximos por la disciplina financiera de la UE.
Por otra parte, la ausencia de movilidad de los derechos entre Comunidades Autónomas supondrá un agravio comparativo de primer orden entre agricultores de comunidades grandes y pequeñas, ya que éstos últimos tendrán mucha menos capacidad de maniobra para reestructurar sus explotaciones con las reglas de juego de la nueva PAC.
Los precios de los productos agrarios al agricultor se encuentran bajos y con perspectivas de que en el futuro, a medio y largo plazo, sean aún menores. Frente a la idea básica que inspira la reforma de la PAC de orientación de la agricultura hacia la realidad de los mercados, el MAPA ha optado, con una visión miope, por utilizar unas ayudas, necesariamente limitadas en el tiempo, de una forma que en nada contribuye a afrontar este futuro