Cualquiera que se sube a un atril a hablar de agricultura, sepa mucho, poco o nada, suelta eso de que “el sector agrario tiene que ser más competitivo”. Creo que esos políticos y expertos deberían trasladarse el consejo a sí mismos: ¿son ellos competitivos? ¿su trayectoria política ha sido competitiva y productiva para el conjunto de España y para los españoles? ¿o solo han sido productivos para sí mismos?
Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA Castilla y León
La competitividad es la clave, repiten los políticos de uno y otro lado, como si hubieran descubierto el huevo de Colón. Claro está, como claro estaba para nuestros bisabuelos en el siglo XX, cuando el sector agrícola y ganadero se transformó a marchas forzadas, para dar un vuelco a sus sistemas productivos. Maquinaria, semillas, abonados, fitosanitarios, genética, etc. transformaron radicalmente a nuestro sector agroganadero hasta auparle como uno de los más competitivos, a nivel nacional, europeo y mundial. Remolacha, patata, maíz, porcino, ganadería de carne y leche… hoy ofrecen unos resultados brillantes, muchas veces por encima de países que siempre nos han mirado por encima del hombro, como Francia o Alemania. Los avances tecnológicos, el apoyo de los servicios de extensión agraria y, sobre todo, el propio compromiso de los profesionales para dar un vuelco en los sistemas productivos anquilosados durante siglos fueron la clave para este vuelco.
Los profesionales de la agricultura y la ganadería saben que innovar es el camino, y el único límite que se ponen es el de la lógica, la buena lógica, de que lo que se invierta ofrezca un beneficio equivalente. Aún así, la rentabilidad pende de un hilo, porque los precios son los que se escapan e impiden garantizar unos ingresos dignos a las explotaciones.
Digo todo esto porque creo que tras ese discurso de que los agricultores y ganaderos tienen que ser más competitivos hay una sibilina forma de echarnos las culpas de todo, hasta de los malos precios de las materias primas que bien sabemos que no se deciden en Tierra de Campos, sino en Chicago o en Hong Kong. Cualquiera que se sube a un atril a hablar de agricultura, sepa mucho, poco o nada, suelta eso de que “el sector tiene que ser más competitivo”, y hasta le aplauden la ocurrencia, aunque sea tanto como no decir nada. Creo que esos políticos y expertos deberían trasladarse el consejo a sí mismos: ¿son ellos competitivos? ¿han conseguido con su trabajo mejorar los servicios de los departamentos que dirigen, o solo se han ocupado de ocupar titulares de prensa y salir en fotos? Ahora que por segunda vez en seis meses unos y otros se atreven a volver a pedirnos el voto, estaría bien que antes se examinaran a sí mismos y valoraran si su trayectoria política ha sido competitiva y productiva para el conjunto de España y para los españoles. ¿O solo han sido productivos para sí mismos?
Estos repetidores políticos se presentan de nuevo con las manos vacías, sin hacer ni un mínimo balance de lo ‘competitivos’ que han sido a la hora de mejorar la vida de los ciudadanos del pueblo, ciudad o provincia a la que representan. Tendría que ser asignatura obligatoria para presentarse a las elecciones llevar bajo el brazo un resumen de todo lo conseguido en la legislatura, junto a un proyecto de aquello que defienden. Así nuestro voto no iría en balde y en Castilla y León tendríamos una clase política que compita menos y que sea más competitiva y comprometida con los ciudadanos. Que para eso votamos, que para que ganen los nuestros nos entretiene más el fútbol.