El Consejo Económico y Social recoge en un informe las potencialidades y también los aspectos a mejorar en Castilla y León
La formación es un elemento clave en la dinamización y modernización de la agricultura y ganadería de nuestra Comunidad, puesto que las personas que reciben hoy formación son las que trabajarán en el sector mañana. Así lo entiende el CES, que recientemente aprobó un informe en el analiza la situación y propone una serie de propuestas de mejora, informe que hoy se ha presentado en Palencia. A continuación, se resumen las líneas en las que, según el CES, habría que trabajar en el futuro.
Retener población
Uno de los problemas más graves y estructurales a los que se enfrenta la Comunidad es la pérdida de población, por lo que, desde el CES se considera que sería importante aplicar estrategias para diversificar y modernizar las explotaciones, aumentar las inversiones de modernización de regadío, propiciar el incremento del valor añadido a la producción agraria y dar prioridad a la calidad en lugar de al volumen de producción. Desde la Formación se puede incidir en este objetivo mediante la introducción de estos conocimientos en los diversos estudios que se imparten en la Comunidad.
El campo de la formación puede incidir en el factor de la gran extensión, propio del sector agrario en la Comunidad, a través la introducción en módulos formativos de estudios sobre la aplicación de técnicas de ahorro energético y de combustibles, que sería eficaz aplicar en explotaciones de gran tamaño, como las de nuestra Comunidad. Asimismo, podrían introducirse técnicas en pro de la diversificación de cultivos de secano, tales como leguminosas o cultivos para la alimentación del ganado intensivo, también mayoritario aquí.
Apoyar el emprendimiento
Dado que la mayor parte de las personas que trabajan en el sector agrario en Castilla y León lo hacen como trabajadores por cuenta propia (casi un 70%), en el CES consideramos importante que en las acciones formativas que se desarrollan en la Comunidad, tanto en la educación formal como en otro tipo de formación, se den las herramientas necesarias a las personas emprendedoras a la hora de iniciar sus negocios. Asimismo, es necesario favorecer la incorporación de las personas jóvenes al empleo agrario, fomentar la formación de los propietarios de explotaciones, su organización en asociaciones y la cooperación de empresas pertenecientes a otros sectores, modernizando el sector, promoviendo cambios razonables en los cultivos, explotaciones rentables, etc.
Es destacable el incremento de las exportaciones en la industria agroalimentaria en la Comunidad en los últimos años. En este sentido, desde el ámbito de la formación, habría de potenciarse la vocación exportadora agroalimentaria en la definición de nuevas estrategias formativas.
Compartir conocimientos
En el ámbito de las actuaciones sobre la formación propiamente dicha, puede ser interesante, que todos los centros que imparten formación agraria en la Comunidad puedan compartir recursos y materiales entre sí, especialmente recursos virtuales, que podrían ponerse en común mediante una web o blog de los Centros con un apartado al que acceder a tales recursos de forma restringida. La creación de una web o espacio común para todos los centros podría contribuir, a nuestro juicio, a facilitar la información tanto a potenciales nuevos alumnos como al alumnado y profesorado de los Centros.
Además, es necesario estrechar los vínculos entre los centros integrados de formación agraria y el sector, de modo que el aprovechamiento del conocimiento sea bidireccional, desde los profesionales del sector a las personas que reciben formación y viceversa. Para ello sería conveniente, que en la planificación de la oferta formativa de los centros se refuerce la participación de las organizaciones Profesionales Agrarias con el fin de que aporten sus conocimientos en el diseño de la oferta, señalando las necesidades formativas que tienen los profesionales y las demandas del propio sector.
Incluir a las mujeres
Sólo el 9% del alumnado de los centros integrados estaría compuesto por mujeres, a pesar de que ellas representan el 21% de las cabezas de explotación agraria, lo que demuestra que éstas en escasa medida se incorporan a la actividad agraria o forestal mediante los estudios de formación profesional, lo que evidencia la necesidad de una mayor promoción de la Formación Profesional Agraria de los subsectores agrario y forestal (no así el Agroalimentario donde la proporción de hombres y mujeres es pareja y donde además la inserción laboral de quienes han cursado estudios de grado superior es muy alta -alrededor del 80%-) entre las jóvenes de nuestra Comunidad y justifica la necesidad de introducir medidas destinadas a minorar las diferencias de género en este tipo de formación.
¿Cómo es la formación en otros países?
Tal como se explica en el informe del CES, en la actualidad son varios los países europeos que apuestan por una formación más práctica, que combine estancias en el centro educativo y en la empresa agraria
En Francia, toda la formación profesional es “en alternancia”, sobre la base de una red de granjas, explotaciones o empresas que estén motivadas y cualificadas para acoger a estudiantes. Los centros educativos cuentan con personal que realiza las funciones de enlace entre el centro y la empresa, controlando todo el proceso.
El sistema francés de formación en alternancia establece un tiempo de estancia en la empresa agraria que puede oscilar entre el 25 y el 75% del total del tiempo de formación del estudiante. Paralelamente, el titular de la explotación que acoge a un estudiante ha de acreditar un nivel formativo suficiente.
En los países germánicos, y en concreto en Austria y Alemania, está establecida desde hace décadas la formación dual. La parte práctica, en estos casos, representa porcentajes elevados, que en todos los casos supera el 50% del tiempo total y el sistema de acceso de los formadores de las empresas o de los cabezas de explotación agraria a este sistema, requiere la realización de acciones formativas relativamente largas. En Austria, el título de “magister” que es el que cualifica para acoger a estudiantes en este tipo de sistemas, requiere 700 horas y a él se accede con una titulación de, al menos, nivel II.