Las primeras valoraciones sobre la campaña de recolección de legumbre para consumo humano en la Comunidad Autónoma, cuando prácticamente sólo queda pendiente la cosecha de alubias en la provincia de León, apuntan unas producciones muy desiguales pero con buena calidad
Las primeras valoraciones sobre la campaña de recolección de legumbre para consumo humano en la Comunidad Autónoma, cuando prácticamente sólo queda pendiente la cosecha de alubias en la provincia de León, apuntan unas producciones muy desiguales según zonas, pero con un nivel de calidad bueno del producto y unas perspectivas de mercado mejores que años anteriores, según apunta ASAJA de Castilla y León.
Las lluvias del invierno y la primavera repercutieron en el avance habitual del ciclo productivo de las legumbres, en algunos casos retrasando la nascencia y en otros multiplicando el forraje y la aparición de enfermedades que han entorpecido el cultivo. Aun así, hay diferencias muy grandes entre el estado y rendimientos de unas parcelas y otras. Así, en la Indicación Geográfica Protegida (IGP) “Lenteja de La Armuña” la media estaría un poco por debajo de otros años, rondando los 700 kilos por hectárea de lenteja de buena calidad. En la IGP del “Garbanzo de Fuentesaúco” también hay producciones más bajas que otras campañas, con oscilaciones de entre los 400 kg/ha de unas parcelas y los 800 kilos recogidos en otras. Estas menores producciones por el retraso de la campaña se han notado también en la IGP de Judías de “El Barco de Ávila”, y también en León, cuna de la IGP de la “Alubia de la Bañeza”, en la que estos días se intensifican las tareas de recolección, que se prolongarán hasta mediados de octubre. Igualmente escasa en producción pero muy buena en calidad ha sido la producción en la Marca de Garantía “Garbanzo de Pedrosillo”. La única de las denominaciones de calidad que ha obtenido mayores producciones por hectárea de lo habitual esta campaña ha sido la IGP “Lenteja Pardina Tierra de Campos, ya que la media por hectárea ha doblado la del año pasado, rondando los 1.200 kilos/hectárea.
Un punto positivo es el momento que viven los mercados internacionales de legumbre, ya que no ha habido buenas cosechas en países netamente exportadores como Argentina, lo que repercute en un incremento de precios positivo para los productores de aquí.
En total, según las estadísticas oficiales, esta campaña se han sembrado en Castilla y León 2.270 hectáreas de judías secas; 5.843 de lentejas, y 6.836 de garbanzos. Tanto nuestra región como nuestro país producen menos de la legumbre que consume, que es importada de terceros países, como Turquía, Canadá, Estados Unidos o Argentina. La lucha de todos los sellos de calidad de Castilla y León –la primera comunidad autónoma en producción de judía y la segunda en el resto de legumbres– es que sea perfectamente identificable el producto que es de nuestra tierra y el que no lo es, porque según denuncia ASAJA, “se está confundiendo y engañando al consumidor”.
Para ASAJA, que la calidad que ofrece la legumbre de Castilla y León se refleje en el precio percibido por el productor es clave para garantizar el mantenimiento de estos cultivos, que además son muy positivos medioambientalmente, para la rotación de tierras dedicadas otras campañas al cereal.
Otro punto fundamental para consolidar estas producciones es que se avance en la investigación sobre cómo frenar plagas y enfermedades que afectan a las legumbres, así como aportando variedades que permitan ciclos cortos coincidentes con periodos de clima favorable para su óptimo desarrollo. En este punto, ASAJA pide que la administración, a través del Instituto Tecnológico Agrario, junto a universidades de la región, propicien estudios que aporten soluciones para los cultivadores.