Las consecuencias del temporal de frío, agua y nieve que desde hace semanas asola la península se han dejado sentir en la agricultura de Castilla y León. Buena parte de los campos se presentan encharcados, lo que retrasará las tareas, por lo que ASAJ
Las consecuencias del temporal de frío, agua y nieve que desde hace semanas asola la península se han dejado sentir en la agricultura de Castilla y León. Buena parte de los campos se presentan encharcados, lo que retrasará las tareas, por lo que ASAJA ha pedido una ampliación del porcentaje de retirada. También ha habido retraso en la recolección de maíz y de remolacha y en algunas provincias, como Zamora, las inundaciones han ocasionado desperfectos en las explotaciones.
A fecha 20 de enero, los embalses de la Cuenca del Duero se encontraban al 68,1 por ciento de su capacidad, 34,2 puntos por encima de los niveles registrados el pasado año. De hecho, en algunos pantanos, como el de Arlanzón, en Burgos, o el Pontón Alto, en Segovia, se habían superado los niveles de capacidad. Este dato pluviométrico es, sin duda, positivo para asegurar el riego preciso para el campo; más positivo aún es el caso de la nieve, que crea una reserva a largo plazo, ya que no corre el riesgo de “desembalsarse” atendiendo a intereses de las compañías eléctricas.
Sin embargo, la virulencia de algunas precipitaciones ha ocasionado inundaciones en provincias como Burgos, Zamora o Valladolid, en las que una vez más las cuencas de los ríos han vuelto a desbordarse. Algunas explotaciones agrícolas y ganaderas han sufrido desperfectos por este motivo.
Además, buena parte de las parcelas de la región se encuentran encharcadas. Esto ha repercutido en un retraso en la cosecha de remolacha, cuando aún queda alrededor del 15 por ciento de la raíz sin recoger, y también del maíz. En el caso de este cereal, baste con decir que otros años por estas fechas ya estaba en los silos el 50 por ciento de las mazorcas, mientras que esta campaña se ha recolectado menos del 20 por ciento.
El encharcamiento también impide el normal desarrollo de las labores agrícolas. Así, se han perdido por el agua parte de los campos ya sembrados –la sementera de invierno, según cifras de la Consejería de Agricultura y Ganadería, ha rondado el 85 por ciento de lo habitual– y también se tendrán que retrasar las labores para la siembra de ciclo corto. Algo especialmente perjudicial en un año como este, en el que la “escapatoria” para muchas zonas que están sin sembrar serían producciones como el girasol, que por primera vez este año se puede cultivar en toda la Comunidad Autónoma, y no sólo en las áreas con rendimientos superiores a 2,2 toneladas por hectárea.
Por este motivo, ASAJA ha pedido una ampliación del porcentaje de retirada voluntaria, que oscilaría entre el 30 y el 60 por ciento, según las diferentes zonas. En el último Consejo Regional Agrario, la OPA instó a la Administración para que, de manera urgente, se estudiase la situación en las distintas comarcas. ASAJA entiende que esta ampliación de la retirada debe conocerse inmediatamente, lo más tardar la primera semana de febrero, ya que los agricultores no tramitan sus declaraciones de PAC hasta que conozcan el porcentaje definitivo.
Precisamente estos días se ha conocido que el Comité Especial de Cereales de la Unión Europea ha adoptado por unanimidad un Reglamento por el que los agricultores que no hayan podido recolectar los cultivos de maíz, remolacha y patata antes del 15 de enero, debido a las malas condiciones climáticas, podrán comenzar la retirada de cultivo correspondiente a la campaña 2003/2004 después de esa fecha, efectuándose la recolección lo más tardar el 28 de febrero. Este cambio está especialmente dirigido a Castilla y León y a Madrid, los puntos donde está habiendo más problemas en la recolección de maíz y remolacha.
A fecha 20 de enero, los embalses de la Cuenca del Duero se encontraban al 68,1 por ciento de su capacidad, 34,2 puntos por encima de los niveles registrados el pasado año. De hecho, en algunos pantanos, como el de Arlanzón, en Burgos, o el Pontón Alto, en Segovia, se habían superado los niveles de capacidad. Este dato pluviométrico es, sin duda, positivo para asegurar el riego preciso para el campo; más positivo aún es el caso de la nieve, que crea una reserva a largo plazo, ya que no corre el riesgo de “desembalsarse” atendiendo a intereses de las compañías eléctricas.
Sin embargo, la virulencia de algunas precipitaciones ha ocasionado inundaciones en provincias como Burgos, Zamora o Valladolid, en las que una vez más las cuencas de los ríos han vuelto a desbordarse. Algunas explotaciones agrícolas y ganaderas han sufrido desperfectos por este motivo.
Además, buena parte de las parcelas de la región se encuentran encharcadas. Esto ha repercutido en un retraso en la cosecha de remolacha, cuando aún queda alrededor del 15 por ciento de la raíz sin recoger, y también del maíz. En el caso de este cereal, baste con decir que otros años por estas fechas ya estaba en los silos el 50 por ciento de las mazorcas, mientras que esta campaña se ha recolectado menos del 20 por ciento.
El encharcamiento también impide el normal desarrollo de las labores agrícolas. Así, se han perdido por el agua parte de los campos ya sembrados –la sementera de invierno, según cifras de la Consejería de Agricultura y Ganadería, ha rondado el 85 por ciento de lo habitual– y también se tendrán que retrasar las labores para la siembra de ciclo corto. Algo especialmente perjudicial en un año como este, en el que la “escapatoria” para muchas zonas que están sin sembrar serían producciones como el girasol, que por primera vez este año se puede cultivar en toda la Comunidad Autónoma, y no sólo en las áreas con rendimientos superiores a 2,2 toneladas por hectárea.
Por este motivo, ASAJA ha pedido una ampliación del porcentaje de retirada voluntaria, que oscilaría entre el 30 y el 60 por ciento, según las diferentes zonas. En el último Consejo Regional Agrario, la OPA instó a la Administración para que, de manera urgente, se estudiase la situación en las distintas comarcas. ASAJA entiende que esta ampliación de la retirada debe conocerse inmediatamente, lo más tardar la primera semana de febrero, ya que los agricultores no tramitan sus declaraciones de PAC hasta que conozcan el porcentaje definitivo.
Precisamente estos días se ha conocido que el Comité Especial de Cereales de la Unión Europea ha adoptado por unanimidad un Reglamento por el que los agricultores que no hayan podido recolectar los cultivos de maíz, remolacha y patata antes del 15 de enero, debido a las malas condiciones climáticas, podrán comenzar la retirada de cultivo correspondiente a la campaña 2003/2004 después de esa fecha, efectuándose la recolección lo más tardar el 28 de febrero. Este cambio está especialmente dirigido a Castilla y León y a Madrid, los puntos donde está habiendo más problemas en la recolección de maíz y remolacha.