Para ASAJA, la administración debe profundizar en los verdaderos motivos de que el programa no avance, que no es el plazo, sino las excesivas complicaciones burocráticas con las que el ganadero se topa.
Cuando se inicia la tercera campaña desde la aprobación del decreto que permite el uso de cadáveres animales de explotaciones ganaderas para la alimentación de especies necrófagas de interés comunitario en Castilla y León, los resultados han quedado muy por debajo de las expectativas, tanto de la administración como del sector ganadero. Así, hoy se publica en el boletín oficial de la Comunidad Autónoma la orden por la que la Consejería de Fomento y Medio Ambiente amplía el plazo de solicitud de la autorización de este sistema, que normalmente era de un mes y que este año comprenderá desde abril hasta el 31 de diciembre.
Una ampliación positiva pero que, para ASAJA, no conseguirá por sí sola remontar las bajas cifras de participación en este programa, “un bajo interés que es negativo tanto para el ganadero, puesto que contratar una empresa de recogida le implica más costes, como para el medio ambiente, puesto que no se cubren las necesidades de disponibilidad de comida de las aves necrófagas, lo que puede generar ataques indeseados sobre el ganado”. Según los propios datos de la administración, los aportes de ganado siguen estando alejados de las necesidades alimenticias de las especies necrófagas de interés comunitario en todas las provincias de Castilla y León, y de forma más acentuada en las de Salamanca, Ávila, Zamora, León, sur de Palencia y norte de Burgos.
Para ASAJA, la administración debe profundizar en los verdaderos motivos de que el programa no avance, que no es el plazo, sino las excesivas complicaciones burocráticas con las que el ganadero se topa. Son tantos los controles, documentos y autorizaciones, que muchas veces el ganadero prefiere pagar y que siga ocupándose del tema el camión de la empresa de recogida”.
La organización agraria pide a Medio Ambiente que revise las condiciones para facilitar al máximo que el ganadero participe en un programa que recupera una práctica muy beneficiosa para el equilibrio medioambiental. También solicita a la administración que anime a la propia guardería forestal “a ser más proactiva en este tema, promoviendo y facilitando las cosas para que el ganadero opte por esta práctica y no necesite ya recurrir a empresas de recogida”.