ASAJA pedirá esta tarde al consejero de Sanidad, Antonio María Sáez, que la Junta de Castilla y León “pruebe con actos, y no solo con palabras, su compromiso con la población del medio rural frenando cualquier proyecto de recorte de servicio sanitario o de supresión del número de médicos y enfermeras que atienden en los pueblos de la Comunidad Autónoma”.
La organización agraria ASAJA de Castilla y León pedirá esta tarde al consejero de Sanidad, Antonio María Sáez, que la Junta de Castilla y León “pruebe con actos, y no solo con palabras, su compromiso con la población del medio rural frenando cualquier proyecto de recorte de servicio sanitario o de supresión del número de médicos y enfermeras que atienden en los pueblos de la Comunidad Autónoma”.
Precisamente estos días en los que el Gobierno de Castilla y León reclama una financiación justa para nuestra Comunidad sobre la base de que no todo puede basarse en el número de habitantes, sino que también han de valorarse otros criterios como la dispersión geográfica o el envejecimiento de la población, “no deja de ser sorprendente que precisamente se quieran justificar recortes en la sanidad rural haciendo caso solo de los números, y no de las personas”, apunta ASAJA. La organización agraria, una vez más, le recuerda al Sacyl y en concreto al presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, que la sanidad pública y de calidad es un derecho que asiste por igual a los habitantes de Castilla y León. ASAJA le pide al presidente de la Junta que haga una política orientada al desarrollo rural que implique a todas las consejerías, “ya que no tiene sentido apoyar al campo o a las empresas, apoyar a los jóvenes para que se queden en los pueblos, y a la vez deteriorar servicios públicos como la sanidad, la educación o el trasporte público”.
La OPA recuerda que en muchos de los cientos de pequeños pueblos de la Comunidad Autónoma, con una población envejecida y con una movilidad muy limitada, los servicios sanitarios se prestan un día a la semana, lo que es a todas luces insuficiente. Además, en los centros básicos de salud de las cabeceras de comarca las especialidades que se prestan son muy reducidas y para la mayoría de las pruebas diagnósticas se requiere el desplazamiento a la capital. Es decir, se parte de una situación ya muy precaria en la asistencia sanitaria, y no de una privilegiada, como parece deducirse de las justificaciones que se están lanzando desde la administración para argumentar estos recortes.