El incremento de costes, que el ganadero no puede repercutir en la venta de leche, aboca al cierre a muchas explotaciones y pone en peligro el modelo de “explotación familiar” de Castilla y León.
La escalada de precios de los cereales y las oleaginosas, materias primas que se emplean en la elaboración de los concentrados de la alimentación animal, está llevando a las explotaciones de vacuno de leche de Castilla y León a una situación económica muy comprometida, abocándolas a una descapitalización e incluso a un posible cierre. Las materias primas que se emplean en la fabricación de los piensos, tanto las que aportan energía como las que aportan proteína, están en niveles históricos de precios y no hay expectativa de que en un corto plazo retomen la normalidad, lo que está suponiendo una sangría económica para el sector ganadero en general y para el de la producción de leche en particular.
El problema de los 980 ganaderos de Castilla y León es que no tienen capacidad para negociar con las industrias, que a su vez están presionadas por la gran distribución, por lo que arrastran precios que ya eran poco remuneradores antes del comienzo de la subida de las materias primas de los piensos. Si bien de cara a la negociación de precios del segundo semestre del año se admite que va a haber una subida, las primeras ofertas que planten las industrias más importantes que operan en nuestro país apenas cubrirían una cuarta parte de los mayores costes que se están soportando. Esta situación se viene a sumar a la que ha denunciado ASAJA reiteradamente, que es que desde el año 2016 las centrales lecheras pagan al ganadero español una media de 3-4 céntimos menos por litro de lo que les pagan a los ganaderos de países excedentarios y exportadores como Alemania o Francia.
La alimentación representa una media del 55 por ciento de los costes de producción del litro de leche, y con la actual subida de precios producir un litro de leche hoy cuesta cuatro céntimos de euro más que en el mes de septiembre del pasado año. Esto no se ha tenido en cuenta en las negociaciones de los contratos hechas hasta ahora, pues el precio de la leche ha permanecido estable en una horquilla entre 32 y 34 céntimos de euro, según industrias, ganaderos y zonas de producción.
ASAJA pide a las industrias que se comprometan con la permanencia del sector, y a las administraciones que impulsen una negociación de precios que garantice el equilibrio en la cadena de valor. Si esto no se produce de inmediato, el sector del vacuno de leche se verá empujado a una nueva crisis que arrastrará al cierre a las explotaciones, comenzando por las más vulnerables, que son las del modelo de explotación familiar, con las correspondientes consecuencias sociales y económicas para Castilla y León.
En Castilla y León hay unas 980 explotaciones de vacuno de leche, el 8% del censo nacional, con un censo de 94.300 vacas lecheras, y una producción anual de 950 millones de litros. Estos datos, si la crisis no los trunca, se acercan a una producción regional de 1.000 millones de litros, con medias superiores al millón de litros por explotación.