Los cultivadores que entregan su remolacha en las fábricas de La Bañeza y de Peñafiel serán los perjudicados por la decisión unilateral de Azucarera Ebro de dar por concluida la campaña en estas dos factorías, en contra de la opinión de ASAJA, que co
Los cultivadores que entregan su remolacha en las fábricas de La Bañeza y de Peñafiel serán los perjudicados por la decisión unilateral de Azucarera Ebro de dar por concluida la campaña en estas dos factorías, en contra de la opinión de ASAJA, que considera que el volumen de remolacha pendiente de entrega en la región –aproximadamente un 20 por ciento del total– justificaría la reapertura de las plantas. La OPA acusa a Azucarera Ebro de “pisotear” el Acuerdo Marco Interprofesional, el documento que regula las relaciones entre industria y remolacheros, ya que en éste se especifica que los cierres deben ser acordados por las mesas de fábrica, cosa que no ha ocurrido.
Como ya avisó ASAJA hace algunas semanas, este cierre de la campaña no sólo supone incomodidades en las entregas, sino también pérdidas económicas para los agricultores, ya que, mientras que los agricultores de otras fábricas no asumirán ningún coste de transporte adicional ni para su remolacha –incluida la excedentaria–, ni para las impurezas (básicamente la tierra adherida a la raíz), los de Peñafiel y La Bañeza tendrán que pagar de su bolsillo el incremento que supone el transporte de las impurezas, no sólo para la remolacha excedentaria sino también para la de contrato. Esto no ocurrirá en el caso de otras plantas, como Monzón de Campos, cerrada desde el mes de diciembre, ni, por supuesto, para los que entregan en Benavente y Toro, las fábricas que quedarán abiertas para concluir la campaña en la región.
Estos meses, excepcionalmente lluviosos, han ralentizado las entregas y, según las estimaciones de ASAJA, todavía quedaría por entregarse un 20 por ciento de la remolacha. Unas 150.000 de esas toneladas pendientes corresponden a las fábricas de Peñafiel y La Bañeza, las toneladas que experimentarán ese recargo por transporte, una cantidad muy alta. ASAJA no entiende esta discriminación entre unas plantas y otras, y ha reclamado el mismo trato para todos los agricultores afectados por estos cierres de campaña, o bien que se vuelva a abrir la recepción de las fábricas que tienen remolacha pendiente de recibir. “Mientras la industria no ofrezca una solución, nuestros representantes en las mesas de fábricas no considerarán como cerrada la campaña, para ASAJA seguirá siendo un cierre temporal”, apunta ASAJA.
Por otra parte, la organización agraria denuncia que no se ha avanzado “ni un paso” en el tema de la remolacha excedentaria, que se pagará a un precio ridículo que ni siquiera cubrirá los costes del transporte hasta las fábricas; un problema para el que ASAJA ha ofrecido soluciones, rechazadas por Azucarera Ebro. La mayoría de los cerca de 15.000 cultivadores de remolacha de Castilla y León están afectados por esta situación, ya que la campaña actual se ha saldado con unos altos excedentes productivos.
En este sentido, ASAJA ha advertido sobre la necesidad de extremar la vigilancia del destino del azúcar producido con estos excedentes, en una campaña como la actual, en la que va a haber grandes trasvases de azúcar de una fábrica a otra. Los cupos de producción de azúcar están asignados por fábrica, y determinan la cantidad que se produce con derecho a cuota (procedente de remolacha de pleno precio, la más beneficiosa para los productores) y que acabará en el mercado europeo; el azúcar procedente de remolacha excedentaria debe tener como destino el mercado internacional, con precios más bajos. ASAJA reclamará al Ministerio de Agricultura que se cree un Comité de Control para vigilar estas producciones.
Como ya avisó ASAJA hace algunas semanas, este cierre de la campaña no sólo supone incomodidades en las entregas, sino también pérdidas económicas para los agricultores, ya que, mientras que los agricultores de otras fábricas no asumirán ningún coste de transporte adicional ni para su remolacha –incluida la excedentaria–, ni para las impurezas (básicamente la tierra adherida a la raíz), los de Peñafiel y La Bañeza tendrán que pagar de su bolsillo el incremento que supone el transporte de las impurezas, no sólo para la remolacha excedentaria sino también para la de contrato. Esto no ocurrirá en el caso de otras plantas, como Monzón de Campos, cerrada desde el mes de diciembre, ni, por supuesto, para los que entregan en Benavente y Toro, las fábricas que quedarán abiertas para concluir la campaña en la región.
Estos meses, excepcionalmente lluviosos, han ralentizado las entregas y, según las estimaciones de ASAJA, todavía quedaría por entregarse un 20 por ciento de la remolacha. Unas 150.000 de esas toneladas pendientes corresponden a las fábricas de Peñafiel y La Bañeza, las toneladas que experimentarán ese recargo por transporte, una cantidad muy alta. ASAJA no entiende esta discriminación entre unas plantas y otras, y ha reclamado el mismo trato para todos los agricultores afectados por estos cierres de campaña, o bien que se vuelva a abrir la recepción de las fábricas que tienen remolacha pendiente de recibir. “Mientras la industria no ofrezca una solución, nuestros representantes en las mesas de fábricas no considerarán como cerrada la campaña, para ASAJA seguirá siendo un cierre temporal”, apunta ASAJA.
Por otra parte, la organización agraria denuncia que no se ha avanzado “ni un paso” en el tema de la remolacha excedentaria, que se pagará a un precio ridículo que ni siquiera cubrirá los costes del transporte hasta las fábricas; un problema para el que ASAJA ha ofrecido soluciones, rechazadas por Azucarera Ebro. La mayoría de los cerca de 15.000 cultivadores de remolacha de Castilla y León están afectados por esta situación, ya que la campaña actual se ha saldado con unos altos excedentes productivos.
En este sentido, ASAJA ha advertido sobre la necesidad de extremar la vigilancia del destino del azúcar producido con estos excedentes, en una campaña como la actual, en la que va a haber grandes trasvases de azúcar de una fábrica a otra. Los cupos de producción de azúcar están asignados por fábrica, y determinan la cantidad que se produce con derecho a cuota (procedente de remolacha de pleno precio, la más beneficiosa para los productores) y que acabará en el mercado europeo; el azúcar procedente de remolacha excedentaria debe tener como destino el mercado internacional, con precios más bajos. ASAJA reclamará al Ministerio de Agricultura que se cree un Comité de Control para vigilar estas producciones.